TARSIS es el instrumento con “acento andaluz” que va a definir la estrategia científica y tecnológica del Observatorio de Calar Alto (Centro Astronómico Hispano en Andalucía, CAHA) durante la próxima década, y permitirá el estudio de cúmulos de galaxias lejanas de una forma hasta ahora imposible.
Así lo apunta en una entrevista con EFE el director de estas instalaciones ubicadas en Gérgal (Almería), Jesús Aceituno, con motivo de la reunión que entre este jueves y mañana se celebra en la Universidad de Almería (UAL) en la que las nueve instituciones que forman parte del consorcio que construirá el instrumento y lo explotarán, aunarán ideas “cara a cara”.
Este proyecto está coliderado desde el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) y la Universidad Complutense de Madrid, en colaboración con el Observatorio de Calar Alto, las universidades andaluzas de Sevilla, Almería y Granada; el Centro de Astrobiología (CAB, CSIC-INTA), el socio industrial FRACTAL S.L.N.E. y el INAOE mexicano.
Precisamente, Aceituno es la presencia de estos tres campos andaluces, del propio Observatorio almeriense y del IAA-CSIC, lo que para el científico da este “acento andaluz” a TARSIS.
“TARSIS es el instrumento de próxima generación que vamos a hacer para el telescopio de 3,5 del Observatorio de Calar Alto. Es un instrumento que tiene unas características únicas y se ha definido así por el proyecto científico que lleva asociado, que se llama CATARSIS”, explica.
Recuerda que es el resultado de un proceso de búsqueda de “nuevos conceptos instrumentales que se inició en el año 2020”, al que se presentaron seis “ideas muy buenas” y entre las que fue elegido TARSIS como la iniciativa “más prometedora para el futuro del Observatorio”.
“TARSIS va a posicionar al Observatorio de Calar Alto en el contexto de la astrofísica moderna, en el sentido de que se va a hacer un ‘survey’ de cúmulos de galaxias que no se ha hecho hasta ahora. No se ha realizado porque hasta la fecha no había un instrumento con las características idóneas para poder realizarlo”, afirma Aceituno.
El nombre TARSIS, acrónimo del inglés Tetra-ARmed Super-Ifu Spectrograph, alude a su diseño óptico basado en cuatro brazos, tres de ellos sensibles a longitudes de onda azules y uno sensible a longitudes de onda rojas.
La combinación de un amplio campo de visión (3x3 minutos de arco) y una alta sensibilidad desde el ultravioleta (en el rango conocido como rayos UV-A) hasta longitudes de onda rojas harán de TARSIS un instrumento único. El diseño de TARSIS y la transparencia del cielo de Calar Alto permitirán observar en el rango completo de UV-A.
“Cuando se desarrolla un instrumento astronómico, debe de llevar asociado un proyecto científico que garantice el éxito de la construcción de ese instrumento. Eso es CATARSIS”, que estudiará una muestra de dieciséis cúmulos de galaxias lejanos y permitirá alumbrar etapas anteriores del universo.
Pero el instrumento se ofrecerá también en abierto a toda la comunidad como parte de los servicios que ofrece el Observatorio dentro del panel disponible en el telescopio de 3,5 metros. Algo que no significa la desaparición de otras herramientas como CARMENES.
“Catarsis viene a estudiar una época del universo entre 1.900 y 2.700 millones de años atrás, en los cuales las galaxias tenían su máximo ritmo de formación estelar. Después de aquello, el proceso de formación estelar se ralentizó y esto no se entiende todavía demasiado bien”, revela.
Por ello, se trata de observar, con “un nivel de detalle jamás hecho hasta la fecha”, esas galaxias para obtener, por ejemplo, información nueva sobre energía oscura o materia oscura, por qué las galaxias se formaron en en esta “época de máxima formación del universo”, o cuál es el papel que juegan los agujeros negros en todo esto.
Es un instrumento que tiene un presupuesto asociado de en torno a 8 millones de euros y tardará aproximadamente unos 5 años en construirse. Tras esto, comenzará la explotación científica del instrumento con el inicio del programa delegado CATARSIS, que durará otros 5 años. “Son años apasionantes los que tenemos por delante”, vaticina Aceituno.
Aunque la actividad es ya intensa en Calar Alto. “Venimos ejecutando en torno a un centenar de proyectos científicos y tecnológicos a lo largo del año. Esto se traduce en que, con los datos que se obtienen con los telescopios del Observatorio, se producen un total de en torno a unos 110 artículos con arbitro en revistas de prestigio internacional, donde se publican los resultados de esos proyectos científicos”.
“Tenemos proyectos nuevos que pueden marcar un antes y un después en la construcción de telescopios de gran apertura, sobre todo en términos económicos que requieren unos altísimos presupuestos y la creación de consorcios muy complejos. Pensamos que con la tecnología que estamos desarrollando se podían hacer este tipo de grandes telescopios por un factor 10 más baratos”, dice.
Y a ello se suman resultados como los de CARMENES, que está “produciendo casi a diario grandes resultados hasta la fecha”. “El proyecto ya ha descubierto en torno a unos 50 planetas, de los cuales una veintena de ellos son planetas como la Tierra, en donde potencialmente se podría dar la vida, y de entre todos ellos, pues yo me quedaría con el descubrimiento de El planeta Teegarden C, que hasta la fecha es el planeta más parecido a la tierra de todos los que se conocen”, concluye.