El Defensor del Pueblo Andaluz ha admitido a trámite la reclamación presentada por el periodista y escritor roteño Wayne Jamison contra el Hospital General Santa María del Puerto, un centro perteneciente al grupo Pascual concertado con el SAS, por el trato recibido durante la convalecencia y tras la muerte de su padre, de 85 años, el pasado 15 de enero. Jamison quiere “respuestas” ante la “falta de explicaciones” que han rodeado a la muerte de su progenitor tras siete semanas ingresado.
Según narra a Viva Jerez, su padre se contagió de Covid en este hospital y fue intervenido “a vida y muerte” y “de un día para otro”. El fatal desenlace llegó nueve días después. “Quiero respuestas, tengo derecho a saber por qué le operaron, por qué no le hicieron unas pruebas…para que no vuelva a pasar, sobre todo a la gente de Rota”, explica.
Por todo ello, espera “que la administración competente tome cartas en el asunto”, En su escrito, el Defensor del Pueblo Andaluz confirma que iniciará una investigación “que nos permita contribuir a esclarecer los hechos acontecidos y observar las deficiencias que hayan podido producirse y que deban ser corregidas para una mejora de la práctica asistencial”.
Ha pasado poco más de un mes y ya cuenta con el certificado de defunción, pero sigue sin tener el historial clínico y el informe médico que detalle las causas de la muerte de su padre. Cuando fue a pedir una explicación, solo se encontró con “malas formas”, lo cual alimentó aun más su indignación. Incluso le invitaron a ir al juzgado. Ahora espera que las gestiones del Defensor le dé las respuestas que busca para poder terminar de hacer el duelo.
Una vez que la institución resuelva, no descarta acudir a un juzgado, pero preferiría no tener que recurrir a este extremo para no “prolongar” la “agonía” de su madre. Él mismo ha relatado en sus redes sociales el “doloroso episodio” por el que su padre y su familia han vivido desde que su padre fue trasladado a un “supuesto hospital” y “ante la actuación y la actitud de unos supuestos profesionales” para “alertar” a los usuarios. “He tenido la sensación de vivir en la casa de los horrores”, dice para referirse al hospital.
Todo comenzó el 29 de noviembre cuando su padre ingresó “por una dolencia que nada tiene que ver con el Covid”. “Apuestan por un tratamiento conservador en lugar de una operación peligrosa por su avanzada edad”, relata. “Tras tratar con al menos cuatro médicos diferentes y diagnósticos a nuestro entender contradictorios, una cirujana apuesta semanas después por operar de urgencia porque el tratamiento no ha surtido efecto”. “Cinco horas de quirófano, nueve días en la UCI, otros médicos y ausencia de reacción neuronal. Pasan las semanas y mi padre se marchita poco a poco”. No es hasta tres semanas después cuando deciden hacerle un TAC, y es ahí cuando surge otro nuevo problema. Tras detectar síntomas sospechosos y hacerle la prueba del Covid, da positivo. Eso sí, resalta Wayne, “no hay aislamiento”. Mientras esperan los resultados lo “devuelven” a la habitación, la cual que comparte “con un recién operado de próstata, su acompañante y servidor, primero, y mi madre, después”.
¿Cómo es posible que su padre se contagiara en el hospital? Automáticamente, ese día, el 12 de enero, se acaban las visitas. Los llamaban a diario. Se limitaban a decirles que seguía “igual”. El sábado 15, no obstante, llegaron a decirle que respiraba “un poco mejor”. En esa llamada, pidió explicaciones para saber cómo pudo contagiarse allí y transmitió su malestar por la “escasísima información” que recibían. Es entonces cuando lo emplazaron a una llamada del director médico el lunes. Nunca le llamaron ese lunes. Sí ese mismo día a las 19.55 horas. Una doctora le comunicó que su padre había fallecido “a causa del Covid” y “me pide que inicie lo antes posible los trámites con la funeraria”.
