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Gritos de ‘no al cierre’ de oficinas rurales de Unicaja en las calles de Málaga capital

El banco desmantelarán 11 sucursales, que dan servicio a 18 pueblos de la provincia

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  • Lo más perjudicados serán los mayores, que tendrán que depender de familiares para ir a otras poblaciones o pasar muchas horas en un autobús

Armados con pancartas y al grito de “no al cierre” vecinos de 18 pueblos del interior malagueño se han concentrado en la sede de Unicaja Banco en la capital, para evitar la desaparición de las oficinas de esta entidad en sus municipios.

Más de 200 personas, entre alcaldes y ciudadanos quieren paralizar el proceso de reorganización de las sucursales que se hará efectivo el 18 de marzo. El pasado 18 de febrero, Unicaja Banco comunicó que cerrará 143 oficinas repartidas por toda España, a raíz del ERE y el proceso de reordenación de oficinas tras su fusión con Liberbank.

Esta situación ha instaurado la “incertidumbre” y la “preocupación” entre los vecinos de los 18 municipios malagueños afectados. Los pueblos más suertudos cuentan con dos oficinas de bancos diferentes, como es el caso de Almáchar, donde quedaría Cajamar, pero no todos corren la misma suerte: “A nosotros nos quedaría la sucursal de Cajamar y los vecinos podrían cambiarse de banco, pero la mayoría se quedarían sin nada”, reivindica Antonio Yuste, alcalde de Almáchar.

La gran brecha digital entre mayores y las nuevas tecnologías obligaría a muchos de estos vecinos a desplazarse a otras localidades para poder realizar cualquier trámite, teniendo que depender de sus familiares o del transporte público. Daniel Benítez, regidor de Alfarnatejo, asegura que estas personas se encuentran ahora mismo en una situación de “total indefensión con el cierre de Unicaja”.

No son pocos los mayores que no paran de preguntarse “ahora a donde voy a ir, cómo lo voy a hacer, no tengo medios ni familia que me puede acercar a la ciudad”, afirma Alberto Benítez, alcalde de Jubrique.

Y es que el gran problema son las deficientes comunicaciones entre municipios. Por ejemplo, en el caso de Alfarnate, sus vecinos tendrían que ir hasta Riogordo, Colmenar o a Villanueva del Trabuco. Si no tienen un vehículo privado o alguien que les lleve, dependen del transporte público: “Solo hay un autobús de línea. Sale por la mañana a las seis y media y no vuelve hasta por la tarde. Es decir, una persona mayor de 70 u 80 años tiene que salir de su casa sobre las seis de mañana y no volvería hasta las siete o siete y media de la tarde”, denuncia Juan Jesús Gallardo, regidor de Alfarnate.

En la provincia de Málaga se van a clausurar un total de 11 oficinas, seis de la Serranía de Ronda (pueblos de Jubrique, Igualeja, Montecorto, Pujerra, Gaucín y Genalguacil), uno de Marbella (Istán), dos de la comarca de Antequera (Bobadilla y Villanueva de Tapia) y dos de la Axarquía (Almáchar y Alfarnate).

Ya algunos ayuntamientos han aprobado  la retirada de las cuentas municipales de Unicaja si se produce, finalmente, el cierre de oficinas; a la vez que piden el apoyo de otras administraciones: “La Diputación puede ayudar a estos pueblos presionando al banco y diciéndole que no van a trabajar más con ellos”, propone Yuste.

La protesta de vecinos y alcaldes no es una “pataleta”, recuerda desde el Ayuntamiento de Villanueva de Tapie, Manuel Sillero.

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