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Un gran Málaga se desfonda y cede un empate ante el Valladolid (2-2)

El Málaga, que se puso 2-0 con los goles de Brandon y Vadillo, cedió el empate ante un Valladolid difícil de superar en un partido vibrante

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  • La euforia de los goleadores del día, que luego Weissman enfrió con su doblete. -

Qué bueno que viniste, Pablo Guede. Pero qué pena que el triunfo se escurriera. El Málaga fue un torbellino, también fue asediado, ganó 2-0 y se dejó empatar 2-2 en un tramo de cinco minutos de bombardeo vallisoletano. El Valladolid fue un equipo que demostró el porqué de su estancia en puestos de ascenso directo, pero también se vio atropellado por el Málaga del debut de Pablo Guede y el reencuentro de Adrián, que tuvo dos oportunidades imperdonables para ser el héroe. Hubo varios partidos dentro de uno, que fue más bien partidazo de tarde soleada de sábado. Era el día de ganar más que de convencer. Pero el equipo se mereció el aplauso final por el esfuerzo y el intento.

Se vio a un equipo trabajador, voraz en transición, atacando por fuera y por dentro… y de nuevo fallando ocasiones claras. También erró el Valladolid ante un Dani Martín pletórico pese a encajar el doblete de Weismann. El Málaga rasca un punto agridulce, que deja buen poso para esta recta final, pero la maldición sigue y este equipo no gana en su templo desde noviembre.

Cuatro minutos y el éxtasis. El poco rato que tardó Brandon en empujar el balón que sirvió a placer Aleix Febas, en un dos contra uno que se cantó antes de entrar, puso el 1-0 más tempranero de la temporada. Se demostró que un gol lo cura todo en este Málaga con tanto complejo de inferioridad. Los once guerreros de Pablo Guede salieron a comerse a su rival con una presión asfixiante, aunque Dani Martín parara un remate de Weissman muy meritoria a los siete minutos.

Con espacios, el Málaga fue ese equipo martillo pilón, de juego a dos toques, vertical y con hambre. Lo que es la autoestima. Pero para eso se necesita mucha gasolina, un bien muy caro en estos tiempos. En cuanto se fue terminando esa efervescencia, tocó sufrir.

La defensa, con Escassi replegado como tercer central, aguantó los intentos por activa y por pasiva del equipo más goleador de la Segunda División. Los de Pacheta generaban constantemente, mientras se sobrevivía por el nivel endiosado de Dani Martín en portería. El Málaga pecó de ser demasiado pasivo, le dio el balón al Valladolid y el gol del empate asomó cada vez más. Monchu de gol olímpico, Weissman en el área… un suplicio. Tantas ganas hubo de terminar el asedio castellano que el público celebró el final de la primera parte como el mayor de los alivios.

Valentía blanquiazul

Con intención de contrarrestar el tiroteo con más tiroteo, Guede quitó a Andrés Caro (con amarilla) y metió a Antoñín, dejando a Escassi como central puro. Cambio valiente. Efecto inmediato. El de La Palmilla fue a presionar, provocó el error entre el zaguero y Masip, el balón le cayó a Vadillo y este, desde 30 metros y con la portería vacía, ajustó la mirilla y disparó certero (2-0, min. 49). La celebración fue una gozada: 18.000 personas enloquecidas.

Entre cánticos hacia Guede, llegó el 1-2 de Weissman en un cabezazo a la salida de un córner. El ariete israelí celebró a lo Riquelme, manos detrás de las orejas en modo parabólica, provocador ante la grada de animación. El Málaga respondió con otra ocasión de Jozabed, pero de nuevo el crecido Weissman amargó el estado de euforia con el 2-2 (min. 62) tras una gran jugada individual de Gonzalo Plata. Volvió a celebrar con provocación y, cosas del karma, se lesionó minutos después.

Entraron Adrián y Paulino, más tarde Ramón, y los de Pablo Guede fueron a por el partido, pero el Valladolid volvió a quedarse con el balón. Adrián López, en su redebut en La Rosaleda, tuvo el 3-2 en dos ocasiones clarísimas a falta de quince minutos. Eran medio gol. De las que no pueden perdonarse jamás.

Con el partido roto y muchos espacios, el Málaga cogió la batuta y siguió picando piedra. Sin la precisión necesaria. A veces con más ansia que cordura. Así hasta que el tiempo se consumió. La gente, los jugadores y hasta el público neutral deseó que este partido fuera eterno. El malaguismo se quedó con el triunfo en los labios. Con esta imagen, seguro que habrá salvación más pronto que tarde.

 

Ficha técnica:

Málaga CF: Dani Martín; Víctor Gómez, Andrés Caro (Antoñín, 45’), Peybernes, Javi Jiménez; Escassi, Genaro; Jozabed, Febas (Ramón, 69’); Vadillo (Paulino, 65’), Brandon (Adrián, 65’).

Real Valladolid: Masip, Nacho (Morcillo, 79’), Olivas, Joaquín Fernández, Luis Pérez; Roque Mesa, Monchu )Carnero, 79’), Aguado (Plata, 55’); Iván Sánchez, Toni Villa (Anuar, 68’), Weissman (Sergio León, 68’).

Goles: 1-0, Brandon (4’). 2-0, Vadillo (49’). 2-1, Weissman (59’). 2-2, Weissman (63’)

Árbitro: Pulido Santana. Amonestó con amarilla a Andrés, Febas, Brandon, Ramón y Vadillo del Málaga y a Anuar y Sergio Léon del Valladolid.

Incidencias: Partido de la jornada 35 de LaLiga Smartbank disputado en La Rosaleda ante 18.004 espectadores.

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