En un acto público en la plaza de Toros de Atarfe (Granada) ante un auditorio cifrado por el PP en 15.000 personas, Rajoy centró su discurso en la actual situación económica de España, en la que, dijo, “no son buenas las ocurrencias ni las improvisaciones”.
“Lo que toca ahora es que el señor Rodríguez Zapatero, que está escondido, vaya al Parlamento y nos diga qué va a hacer, cómo lo va a hacer y en qué plazos”, incidió Rajoy, para quien la seña de identidad de este Gobierno es la de su “déficit de credibilidad”.
El líder del PP instó a Zapatero a que si no tiene un plan para salir de la crisis porque “no es capaz” de activarlo, “actúe en consecuencia”.
“Es el Gobierno de la nada”, dijo Rajoy, que se refirió a la reforma laboral planteada recientemente por el Ejecutivo para considerarla un nuevo “anuncio sin contenido” porque gobierna un Ejecutivo “incapaz de decidir”.
Los anuncios de los últimos días “sólo han contribuido a generar más confusión e incertidumbre”, que se ha convertido, según Rajoy, en la “seña de identidad” de un Gobierno caracterizado porque lo que dice un día “se rectifica y se vuelve a rectificar”.
El dirigente del PP, que dijo que no va a responder a las “ocurrencias” del Gobierno con otras “ocurrencias”, aludió también a la reforma del sistema de pensiones planteada por el Ejecutivo “saltándose el Parlamento” para aseverar que sólo se lograrán más y mejores pensiones con una política basada en la creación de empleos y no en la destrucción: “A ver si se enteran”.
Para Rajoy, el problema en España “no es la crisis internacional ni lo que diga un periódico, sino el Gobierno”, al que ha responsabilizado de la actual situación por “dilapidar la mejor herencia económica de la democracia”: la que le legó el anterior gobierno del PP en 2004.
Mariano Rajoy, que centró gran parte de su discurso en instar a Zapatero a que comparezca en el Parlamento.
