“Es un proyecto absolutamente inaceptable”, señaló a Efe Zhang Dan, fundadora del grupo Protección de los Animales en los Medios, quien no niega que desde que supo la noticia, tanto ella como otros grupos ecologistas chinos han inundado a las autoridades e incluso al parlamento con miles de cartas de oposición.
“El toreo es cruel, salvaje y sangriento. No puede considerarse un deporte”, prosigue esta editora de 47 años.
Fue el Movimiento Internacional contra el Toreo (IMAB) el que inició en noviembre una campaña inexorable para persuadir a los chinos de que frenaran la importación de una tradición “bárbara”.
El vallisoletano Sánchez señaló que había acordado con las autoridades del distrito pequinés de Huairou construir un ruedo.