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El Torremolinos religioso

Torremolinos no es sólo turismo, fiesta, deportes, playa y sol. Es también arte, cultura, crisol de civilizaciones. En estas crónicas, Jesús Antonio San Martín, desarrolla lo más representativo del ayer y el hoy de Torremolinos.

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Muchos forasteros que, de las diferentes provincias, acuden a Torremolinos en los días de Semana Santa, particularmente los que visitan la población por primera vez, se sorprenden al constatar el espíritu religioso que impera en el municipio más turístico de España. En la mente popular aún perdura la idea -fruto amargo del comercialismo cinematográfico- de que Torremolinos es el paraíso de las suecas y a la par sinónimo del descoque y la frivolidad. Cierto que en otros tiempos algo de ello hubo, como lo hubo y lo hay en otras poblaciones turísticas y no tan turísticas; pero también es cierto que, en el caso de Torremolinos, se trató de un producto importado y no de algo generado por los autóctonos. Con el resurgir del nuevo Torremolinos, aquellas nubes oscuras se disiparon y el genuino sol del pueblo brilló de nuevo. Y su luz inundó y resucitó las tradiciones que dormitaban en la noche.
Las tradiciones festivas y religiosas de Torremolinos nunca se apagaron, aunque brillaron tímidamente durante las décadas de finales de los años veinte a los ochenta. Con el despertar de Torremolinos como pueblo autónomo despertaron también las viejas tradiciones y lo hicieron con más vigor que antes. La Romería fue una de ellas. La fuerza de su resurgir ha colocado a la Romería de Torremolinos entre las primerísimas de España, siendo a la sazón la primera romería urbana del país. Las procesiones de Semana Santa, ricas en imaginería y ornamentación, son muestra candente de la religiosidad del pueblo torremolinense. Es eso precisamente lo que sorprende al visitante que llega por vez primera y que ni por asomo se imaginaba al turístico Torremolinos como pueblo de pías costumbres, tanto por la custodia y observación de las antiguas como por la institución de otras nuevas. Y aún hoy asombra que tales devotas tradiciones no solamente no declinen, sino que se intensifiquen.
La referencia de estas líneas aplica especialmente al pueblo católico torremolinense, que lo es con toda seguridad desde los tiempos de la conquista del territorio por los Reyes Católicos, en las postrimerías del siglo XV, a no ser que sin restricción pudiera practicarse en tierras malagueñas un culto diferente del de la jerarquía árabe. Con todo, se hace obligado mencionar los cultos no católicos que en la actualidad se ejercen libremente en el municipio, como son los de la Iglesia Cristiana Evangélica Apostólica, la Iglesia Evangélica Luterana de Finlandia, la Comunidad Evangélica Manantial de Vida, la Congregación de los Testigos Cristianos de Jehová y las comunidades judía, musulmana y china, entre otras. Siendo Torremolinos una ciudad cosmopolita, es lógica la diversidad de cultos, lo cual contribuye a acentuar la nutrida religiosidad de Torremolinos.

En lo referente al culto mayoritariamente católico, éste se agrupa en los siete templos y parroquias del municipio, a saber y por antigüedad: 1) La iglesia de San Miguel, erigida en 1718 y reestructurada en 1896; se yergue al final de la calle San Miguel, en la Plaza de los Santos Arcángeles, nombre éste que ostentaba el templo en otros tiempos. 2) La iglesia Virgen del Carmen, que alberga la imagen de la Patrona y Alcaldesa Honoraria de Torremolinos; el templo fue reedificado en 1979 sobre la vieja Capilla del Carmen, en La Carihuela. 3) La iglesia Madre del Buen Consejo, inaugurada en 1974 y levantada sobre un solar generosamente cedido por doña María Barrabino; su ubicación queda hoy ensalzada por la nueva Plaza de Pablo Ruiz Picasso. 4) La iglesia de Cristo Resucitado, en El Calvario, junto al Cuartel de la Guardia Civil; erigida en 1971, durante diez años funcionó como coadjutoría de la iglesia de San Miguel, constituyéndose en parroquia a partir de 1981. 5) La iglesia Madre de la Iglesia, en El Pinillo, abierta al culto en 1992 y construída merced a la generosa donación de doña Celia García Pardo. 6) La iglesia Santa María del Mar, en Playamar; financiada por medio de contribuciones voluntarias del pueblo, fue dedicada en el 2003, nueve meses antes de que concluyesen las obras.
A las precedentes cabe añadir: la Capilla del Sanatorio Marítimo, en Playamar, edificada en 1929, y las capillas de las comunidades religiosas de las Madres Carmelitas Descalzas, las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl (Colegio Medalla Milagrosa) y la Congregación religiosa de la Asunción, en la Urbanización El Olivar. Y, como colofón, obligado es resaltar la Ermita de San Miguel, en los Pinares de los Manantiales, donde culmina todos los años la gran Romería de Torremolinos.
Solemnes acompañamientos musicales y vocales realzan las tradicionales manifestaciones fervorosas del pueblo. A la espontaneidad de las típicas saetas de Semana Santa, se suman las voces de las dos masas corales y las de los diversos coros rocieros de la localidad, amén de la Banda Municipal, todas presentes en los distintos ceremoniales religiosos que a lo largo del año se desarrollan en el municipio. Ciertamente, no puede dejar de sorprender al visitante el agudo y ancestral carácter religioso del pueblo de Torremolinos.

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