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El peor verano para los negocios de la plaza Candelaria: “Se lo han cargado”

Las obras de reordenación de este céntrico enclave ya pasan factura al tramo de comercios afectados, que hablan de pérdidas del 15 al 70 por cierto

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  • Estado actual en el que se encuentra la plaza Candelaria. -

Con la calculadora en mano y cruzando los dedos para que no surja ningún contratiempo. Así transcurre el día a día en el tramo de los negocios de la plaza Candelaria por el que han empezado las obras de reordenación para convertir todo el perímetro en una plataforma única. Estaban mentalizados para la llegada de las máquinas, pero siempre les dijeron que la suya sería la última fase de las tres previstas y que, por tanto, a la hilera de negocios de la pastelería Gloria hasta el restaurante Sonámbulo les tocaría después de verano. De esta manera, podrían salvar la temporada estival, una de las épocas de más actividad por la afluencia de turistas. Finalmente, por cuestiones de logística, el calendario de obras programado, que tiene un plazo de ejecución de nueve meses, ha sufrido cambios y la plaza ha empezado a levantarse justo delante de sus locales debido a la cercanía de las conexiones de agua y de la fibra óptica.

Alberto Monzón, gerente de Sonámbulo, se enteró del inicio de los trabajos prácticamente con las máquinas delante del local. “Cuando  un día llegué por la mañana vi una valla metálica y me extrañó, pero no le presté mayor atención, hasta que al rato me vi la excavadora en la puerta. Le pregunté a los chavales que trabajaban y me dijeron que empezaba la obra. El verano me lo han reventado”, señala a VIVA CÁDIZ sin ocultar su malestar.

Ni se lo veía venir ni cree que el Ayuntamiento tendría que haber permitido comenzar esta obra millonaria en pleno verano.  “Los negocios que estamos en Candelaria y en  la zona centro vivimos mucho del que va paseando por Cádiz, y visitan esta plaza, Palillero, Plaza de las Flores...es una zona de tránsito”, explica para hablar de una parte de la ruta obligada que ahora “se ha convertido en un boquete” en el que ni siquiera hay luz por las noches, con el riesgo que ello supone para la seguridad. 

“Nuestro cliente de la noche nos compensaba el que no venía durante el día, donde la zona del Paseo Marítimo está más concurrida, pero ahora ni eso. “Cuando llegas a dar un paseo te encuentras con un boquete, sin acera, y con vallas de obra. Una señora se cayó el otro día y otra se le enganchó el traje”, cuenta para describir el día a día de la pasarela de metro y medio que les han colocado delante y donde es complicado el paso de los viandantes cuando coinciden en distinto sentido. “Es que al salir de mi local tienen que mirar antes para no chocarse. No se entiende que se hagan estas cosas”, lamenta.

Ya han empezado a pagarlo. Desde que empezó la obra, el pasado 22 de junio, en su local han perdido un 15% en las ventas con respecto al mismo periodo el pasado año. No oculta ni su preocupación ni su enfado. “Tengo una plantilla grande. Ellos están preocupados”. Han pasado de tener lista de espera a contar las reservas con los dedos de una mano. En su caso, hubiera firmado con los ojos cerrados que las obras empezaran cualquier otra época del año.

“Es que ahora en el mejor de los casos en nuestra parte va a terminar en septiembre u octubre, ya el verano se lo cargan, y frente a dos festividades importantes, como son Carnaval y Semana Santa, estamos hablando de semanas frente a tres meses”, advierte, incidiendo en el perfil medio del cliente. “En esas fiestas es más de batalla, en comparación con el del verano”. En su caso, como dice, “no vimos al lobo venir”, pues tras varias reuniones y una obra que acusa un retraso de casi un año tras quedar desierta en hasta tres ocasiones, nunca se pensó que los obreros desembarcarían en pleno verano.

“Aún queda lo peor”

“Madre mía cómo está Candelaria”, comenta un chico que intenta pasar como puede por la pasarela junto a su padre y sin tropezar. Los que le suceden también tienen cara de circunstancias. En el interior de la plaza, los obreros trabajan a destajo con temperaturas s infernales. Entrar en Restaurante Café Royalty o cualquiera de los locales aledaños resulta hasta  liberador, pero claro, para eso tienen que entrar.  “Acabamos de limpiar el piano hace diez minutos y ya tiene polvo”, comenta  Daniel Chouza, encargado de este local emblemático de Cádiz, donde el 90% de su clientela es extranjera, mientras contabiliza apenas tres reservas para una jornada en la que tendrían que estar llenos. “Aún queda lo peor cuando toque cortar y enlosar. Esto es un despropósito. La plaza de noche parece que la han cerrado, no hay luz, han quitado la farola. Y si de día el cliente lo ve todo levantado, con tanto polvo y ruido y la odisea que tienen que pasar para entrar, no vuelve a venir. Todos pensamos que la obra hay que hacerla, que a la plaza le va a venir bien, pero no te cargues el verano de siete negocios de un tramo para una obra que viene con retraso y de la que estamos hablando desde la pandemia. Ahora esto es un duelo que hay que pasar, y en verano”.

Este periódico ha intentado contactar sin éxito con el edificio de apartamentos turísticos Candelaria 10, también en el tramo afectado, pero a sus vecinos les consta, como indican a este medio, que están molestos por el impacto y el ruido de la obra en los clientes.

En pastelería La Gloria tienen claro que van a ver a pocos cruceristas entrar por las puertas para llevarse dulces típicos de la tierra. “La clientela del barrio viene como puede. El que compra el pan sigue comprándolo, pero los turistas y la gente que viene de fuera si ven cómo está la plaza, la bordean o cambian el itinerario. El otro día llegaron al puerto tres cruceros, deberíamos haber tenido muchas ventas y no fue así”, cuenta Elena, la propietaria. Al otro lado de la plaza, donde la acera para nivelar la plataforma única se levantará después del verano, todavía pueden respirar tranquilos desde las terrazas. De momento.

 

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