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Los castillos de Al Andalus en pleno centro de Chiclana

La exposición quiere aproximar al visitante a la riqueza de los pueblos que invadieron la península

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  • La inauguración se produjo con la presencia de José María Román y varios miembros de la entidad bancaria. -
  • Hay cinco apartados: introducción histórica y geográfica,la guerra arquitectura, la vida, etc.
  • La exposición ?Los castillos de al-Andalus?, ha sido organizada por la Obra Social ?la Caixa?
“Al-Andalus es un país amplio y con muchas ciudades. Limita, por su lado marítimo, con el país de los francos y, por el continental, con el país de los gascones, el cual constituye el territorio de guerra con los cristianos. A continuación, viene el país de los que hablan vascón, que son cristianos, y el de los gallegos, que también lo son. Al-Andalus tiene, por tanto, dos fronteras con la casa de la infidelidad y dos con el mar.”

Con estas palabras, que describen los límites del Califato Omeya en la península Ibérica en el siglo X, el geógrafo árabe al-Istahri da la bienvenida al visitante que se adentra en la exposición. Los castillos de al-Andalus se estructura entorno a cinco grandes apartados: una introducción histórica y geográfica, seguida de cuatro salas dedicadas a la arquitectura, la guerra, las comunicaciones y la vida cotidiana.

El primer apartado de la exposición sitúa al visitante en el contexto histórico y geográfico de la Edad Media mediante la reproducción de un mapa del siglo XII y otro mapa interactivo en el que se suceden los principales acontecimientos del período. Del mismo modo, se muestra la situación de al-Andalus en el área mediterránea, entre los siglos VIII y XV, la procedencia de las tribus y la población andalusíes, los recursos agrícolas, ganaderos y mineros; y los principales acontecimientos políticos a lo largo de un periodo de setecientos años.

El visitante accede al segundo ámbito de la muestra, el dedicado a la arquitectura, a través de una reproducción realista de diversos muros en los que se han representado los diferentes sistemas de construcción utilizados en al-Andalus, desde el más económico y primitivo, el Tapial, hasta la utilización del ladrillo, que se generaliza en los periodos almorávide y almohade y alcanza su máximo esplendor en el arte nazarí y mudéjar. Otros sistemas de aparejo que también se presentan son la sillería, la sillería de soga y tizón, el sillarejo, la mampostería y la mampostería encintada.

Torres
Cuando los musulmanes se empezaron a establecer en la península aprovecharon las fortificaciones ya existentes, herencia de diversos pueblos y culturas, creando otras nuevas para dominar completamente el territorio.
 
En este mismo apartado también se muestran los diferentes tipos de castillos ordenados por tipologías: Al-qasr (castillo), Al-qal’at (fortaleza), Al-qal’a (defensa), Al-hisn (torre), Al-qasaba (castillo-palacio), Al-manara (fortificación), Al-talaya (atalaya). Al fondo de la sala donde se ubica este ámbito también se ha reproducido el sistema de andamiajes, con las rampas, poleas, ingenios y herramientas necesarias para la construcción del castillo medieval. En esta ambientación destaca el horno de cal. Conocida en el mediterráneo desde muy antiguo, la cal fue un elemento indispensable en la arquitectura de al-Andalus.

“La guerra no es el dominio de las artes ni de las ciencias, sino que es un elemento de la contextura social. La guerra es un conflicto de grandes intereses solucionado de manera sangrienta, lo que la diferencia de todos los demás conflictos. La guerra es, en consecuencia, un acto para imponer nuestra voluntad al adversario”. De este modo, el teórico de la guerra Karl von Clausewitz nos introduce en el tercer apartado de la exposición dedicado a la guerra.

La guerra medieval fue también un sistema de subsistencia; una fórmula que permitió conseguir tierras y cambiar el modo de vida de muchos guerreros. Asimismo, la guerra fue un camino hacia el prestigio personal; un reconocimiento para los miembros de una misma comunidad y una forma rápida para adquirir poder.
El último apartado de la exposición recrea el interior de un castillo con dos espacios diferenciados, uno dedicado a los hombres y el otro a las mujeres y a los niños.

El soberano y la corte. Los castillos y los palacios disponían de estancias de verano y de invierno donde se celebraban actos públicos. Estos actos estaban reservados al soberano, los cortesanos y los aristócratas masculinos e incluían la recepción de embajadores, el nombramiento de funcionarios, las audiencias, etc.

Salas árabes
Algunos soberanos y miembros de su familia disponían de espacios específicos en los que desarrollar sus aficiones: bibliotecas, planetarios, observatorios astronómicos, escritorios especializados en la copia o en la traducción de manuscritos o jardines con multitud de especies botánicas.

En la sala de Casa de la Cultura chiclanera se han reproducido algunos de estos espacios como el escritorio o una pila de abluciones. Muchos soberanos impulsaron la copia de manuscritos y la traducción de textos del latín y del griego.

Un último espacio muestra el papel de las mujeres en la explosión cultural que vivió al-Andalus durante el periodo de los Taifas. La rivalidad entre reinos impulsó la creación de escuelas y bibliotecas y llegó también a los harenes del mundo andalusí.

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