Mientras algunos viandantes, sorprendidos al encontrarse a Vicky en la calle, le hacían caricias e incluso le daban besos, otros la sometían a vejaciones y la humillaban, tocándola y quitándole la ropa.
Y es que a Vicky, una joven nacida en una pequeña aldea del sur de Brasil, a quien le ofrecieron un contrato para trabajar en un hotel de Córdoba, y al llegar a España le quitaron todo”, nadie le devolverá su vida “anímica y psicológicamente desgastada”, afirmó en conferencia de prensa la presidenta de la ONG “Mujeres en Zona de Conflicto”, Mila Ramos.