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A los malagueños les sube el coste de la vida más de 5.000 euros al año

Sobre servicios de consumo, el 65,7 % de las personas participantes en un estudio de UCE indican tener que reducir o eliminar alguno entre sus costes mensuales

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  • Se modifican los hábitos de consumo. -
  • Los viajes y el ocio y la cultura se convierten en los consumos más elegidos para reducir gastos
  • En cuanto al los productos donde más se recorta, destacan el aceite y el pescado
  • Un elevado porcentaje 65,7% de las personas encuestadas manifiestan un nivel de preocupación máximo por la situación

El coste de vivir ha aumenta 5.117,28 euros al año para las familias malagueñas, según pone de relieve una encuesta realizada por la Unión de Consumidores y Usuarios (UCE) que señala también que el coste de la vida, en general, ha sufrido un “asfixiante” incremento de 426,44 euros al mes.

Todas estas magnitudes han tenido un efecto claro: para hacer frente a la subida de precios en bienes y servicios básicos, el 62,5 % de los encuestados por UCE manifestó haber reducido o eliminado los viajes y el 41,7 % los servicios culturales o de ocio.

 Así, si “la población se encuentra gravemente preocupada por la incesante subida de los precios, temiendo que llegue el momento en el que no puedan hacer frente a los costes de la vida en general”, para UCE, ante la evolución al alza experimentada desde la pandemia en el precio de los productos y suministros básicos, más acusado en los últimos meses, era hora de preguntar por sus efectos a los consumidores.

Así, el 77,1 % de la muestra indica que han tenido que reducir o eliminar algún producto de la lista de la compra habitual debido al elevado precio de este, frente al 22,9 % que respondía de manera negativa. Entre los productos más afectados destacan el aceite y el pescado.

Según UCE respecto a los servicios de consumo, el 65,7 % de las personas participantes en el estudio indicaban haber tenido que reducir o eliminar alguno de ellos entre sus costes mensuales, frente al 34,3 % que no había recurrido a esta medida.

Entre los servicios que más frecuentemente se han visto reducidos o cancelados se encuentran los viajes (62,5%) y los servicios culturales o de ocio (41,7 %).

Estas reducciones afectan también a la salud de las personas consumidoras, ya que el 33,3 % de los encuestados indica haber reducido los servicios sanitarios o estéticos, entre los que se encuentran los tratamientos dentales, indispensables para una buena alimentación. También, el 29,2 % responde haber reducido o eliminado algunos seguros, entre los que se encuentran los de salud.

Estrategias de consumo y ahorro

Los productos y suministros que más incremento han sufrido debido a la inflación se corresponden con el sector de alimentación/supermercados (136,43 euros más al mes), seguido de las hipotecas/alquileres de vivienda (123,10 euros más al mes) y los combustibles (83,57 euros más al mes).

Haciendo el sumatorio de todos los importes promedios calculados, el coste de la vida, en general, ha sufrido el indicado “asfixiante” incremento de 426,44 euros mensuales, lo que se traduce en 5.117,28 al año.

Pero, ¿qué medidas han adoptado las personas consumidoras para combatir este incremento del coste de vivir? Comprar menos productos frescos y más envasados un 31,4%; utilizar más el transporte público 25,7%; reducción del consumo de electricidad 57,1 %; fijarse más en las ofertas y promociones, 94,3%; intentar reparar los bienes que se averían en lugar de comprar otros nuevos el 48,6%; reutilizar ropa de familiares un 25,7%; comprar más productos de marcas blancas, 74,3%; comparar más los precios entre diferentes establecimientos el 74,3% e Incluso algunos, el 11,4 %, ha tenido que organizarse con amigos o familiares para comprar algunos productos y repartirlos (por ejemplo, una garrafa de aceite).

Para finalizar la encuesta se ha incluido una cuestión orientada a la afectación en la psicología del consumidor en lo que respecta a su nivel de preocupación en relación con la subida de los costes. Las respuestas se ofrecían siguiendo una escala del 1 al 5, siendo 1 nada preocupado y 5 un grado de preocupación muy alto. Entre los datos obtenidos, el “elevado” 65,7% de las personas encuestadas manifiestan un nivel 5 de preocupación, seguidos del 28,6 % que indican un nivel 4. Los niveles 3 y 2 de preocupación (intermedio y bajo, respectivamente) son escogidos por un idéntico 2,9 % de la muestra. Nadie, el 0 %, ha indicado no tener ningún grado de preocupación por esta situación.

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