Málaga contaba con praderas de posidonia en todo su litoral, pero actualmente solo conserva en cuatro zonas de Nerja, Mijas, Marbella y Estepona. Es la conclusión de un estudio realizado por la Fundación Aula del Mar que pone de manifiesto la pérdida de territorio en nuestras costas de estas especies vegetales marinas, que no son algas, sino plantas superiores que crean auténticos bosques sumergidos y de las que se ha contrastado ahora, como indicó en su día en 7 Tv Andalucía en Málaga el presidente de la fundación, Juan Antonio López, “en estudios hechos en décadas y años anteriores que se están perdiendo de una forma alarmante, con bastante rapidez”, lo que obliga asegura, a “iniciar acciones para esto, porque al final, va a repercutir en todas las especies las comerciales y la biodiversidad en general”, no en balde, hablamos de una especie que “es la base de más de otras mil especies que viven relacionadas con ellas”.
Una situación que se ve motivada por el aumento de la temperatura del Mediterráneo, que hay que atender y solucionar porque, como señala López, “las especies marinas, y en general las especies acuáticas, son animales de agua fría, no son como nosotros que tenemos una temperatura corporal regulada y por tanto hay especies que tienen unos límites muy claros”. Se ha visto en la pérdida de posidonias: “El problema que hemos tenido en el estudio es que en el momento en que la temperatura sube por encima de los 30 grados, a 31 o 32, se empiezan a perder poblaciones completas, están muy limitadas y dependen de esos rangos que si sobrepasamos esa línea roja al final está todo muy afectado”.
De ahí, la necesidad de protegerlas, limitando la presencia humana en las zonas donde subsisten, y trabajar en su recuperación. Y esas zonas son, para que no las perdamos de vista, los Acantilados de Maro Cerro-Gordo en Nerja; Calahonda, en Mijas; los fondos de Cabopino y Nagüeles en la costa marbellí, y los fondos Marinos de la Bahía de Estepona.
El caballito de Mar
En la FAMM también testan el estado del que llamó Manolo García “mar antiguo, madre salvaje”, escudriñando la cada vez más escasa presencia de los caballitos de mar. Es lo que se conoce como proyecto 'Seahorsemed'.
Hablamos de una “especie estrella”, de indicadores biológicos que se están perdiendo, porque López asegura que “cada vez hay menos caballitos, cada vez cuesta más encontrar alguno”. Y eso, que en esta búsqueda colaboran más de 50 submarinistas y de más de 10 clubes y asociaciones de buceo en la provincia. Ahora además, es una búsqueda y un estudio que quiere ampliarse al resto del Mediterráneo andaluz primero, y de todo el territorio español después.
Por eso, desde la Fundación proponen “intentar hacer pequeñas micro reservas” para que se puedan proteger y mejorar, porque, asegura su presidente, “como nosotros llamamos, son especies paraguas, porque como decimos, conservar los caballitos no es lo importante, lo importante es conservar toda esa biodiversidad todo ese ecosistema que lo rodea”.
El cangrejo azul
Investigadoras del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), en colaboración con personal de la Universidad de Murcia y de la Universidad de Aveiro, Portugal, han iniciado la primera fase del proyecto CRABMEDPOL que explorará el uso del cangrejo azul del Atlántico como especie modelo para evaluar el impacto de la contaminación química y por microplásticos en los organismos y como potencial especie centinela de la contaminación en ecosistemas mediterráneos invadidos por la especie.
En una nota de prensa, desde el citado organismo han señalado recientemente que, durante la última década, el cangrejo azul del Atlántico (Callinectes sapidus) ha invadido rápidamente los entornos costeros del Mediterráneo y se ha convertido en una especie clave, amenazando gravemente la biodiversidad nativa en los ecosistemas.
Así, su creciente presencia ha supuesto “una importante alteración del equilibrio ecológico y de la industria pesquera y acuícola en lagunas costeras y estuarios fluviales y ha sido clasificada recientemente como especie invasora de alto riesgo por las autoridades españolas”.
Para controlar y mitigar sus impactos ambientales y socioeconómicos, se exploran varias estrategias de gestión, incluida la pesca comercial para consumo humano. Sin embargo, “debido a sus características ecológicas, su carácter omnívoro y fuertemente depredador, el cangrejo azul se encuentra altamente expuesto a contaminantes químicos y microplásticos en las zonas costeras donde habita, ya que en la mayoría de los casos se trata de ecosistemas impactados por la actividad humana, lo que podría tener implicaciones para su uso como recurso”, alerta Begoña Pérez, investigadora del proyecto. “Pero, por otro lado, estas características de la especie también ofrecen oportunidades para la investigación en salud animal, pública y ambiental”, añade.
El proyecto, que tendrá una duración de tres años, consta de tres fases: una primera de desarrollo y validación de procedimientos, una segunda que comprende dos experimentos en laboratorio denominados estudios de microcosmos y un análisis ambiental en la laguna costera del Mar Menor como caso de estudio.
Los efectos de la sequía en el mar
La sequía parece que ha llegado para quedarse largo tiempo, en especial en la zona oriental de Andalucía, y con fuerza inusitada en Málaga. Y sus consecuencias también se dejan sentir en un mar Mediterráneo que recibe menos aportes de aguas de la que requiere para estar bien regulado.
López señala que está afectando “bastante”, porque “el mar necesita, sobre todo la costa, de esa agua que viene de tierra que es la que lo nutre de los nutrientes que llegan por los ríos”, y que se trata del “alimento del plancton, que es la base alimenticia de todas las especies”.
Esto quiere decir, que “todo se ve afectado, incluso el tema de la temperatura está cambiando”, lo que hace que “nos encontramos con fenómenos extraordinarios, como que en época de otoño-invierno se están dando reproducciones de especies que por regla general lo hacen en primavera o verano, y si inicialmente parece bueno, porque parezca que va a haber más especies, no es así, porque en el momento en que hay un desequilibrio lo que ocurre es que las especies que no tienen plancton, que es la base, no van a tener que comer y va a haber una mortandad masiva y todo se descompensa al final”.