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Corruco de Algeciras, el centenario invisible

En 2010 se cumplían cien años del nacimiento de Corruco de Algeciras, uno de los cantaores más legendarios de la comarca. La presentación de la biografía escrita por Juan Rondón arrojará luz sobre la injusta sombra de su memoria

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  • Corruco de Algeciras. -
El flamenco se está acostumbrando en los últimos años por una extraña obsesión por tratar de mirar hacia adelante de forma convulsa e irresponsable, sin detenerse a mirar ni siquiera de reojo al insondable tesoro que encierra en su tradición. Incluso el recordatorio de los antiguos maestros del cante viene marcado por una serie de patrones que fija una serie de nombres imprescindibles, pero que escribe la historia de una forma inamovible, sin que un sinfín de personalidades, acontecimientos o estilos musicales sean cultivados, enterrándose poco a poco en el olvido.

Un ejemplo claro de ello es la figura de Corruco de Algeciras, un cantaor mítico del que este año se han cumplido cien años de su nacimiento, y sin que ninguna institución le haya dado promoción a través de algún acto flamenco o, simplemente, evocando su figura a través de los medios oficiales.
El propio Campo de Gibraltar ha tenido que esperar al final del año para que se hagan coincidir una serie de actos en homenaje al mítico cantaor, del que muchos flamencos de la comarca desconocen incluso su legado y su valía.

El primero de los actos en su memoria fue el que tuvo lugar en el Peña Flamenca Cultural Linense el pasado 10 de diciembre, cuando se le rindió un homenaje que contó con la actuación del bailaor David Morales y una charla coloquio, con la participación de su flamante biógrafo, Juan Rondón. Pero será, sin duda, el próximo martes, cuando tenga lugar el acto más importante del año en el centenario del nacimiento del legendario cantaor: la presentación de la biografía que Juan Rondón ha realizado sobre la figura de Corruco de Algeciras, y que contará con al presencia de la directora de la Agencia Andaluz para el Desarrollo del Flamenco, María de los Ángeles Carrasco.

A la espera de conocer el resultado de la investigación del estudioso y aficionado jimenato, la realidad es que el año ha sido valdío en lo que se refiere a la importante efeméride. Recordar a Corruco de Algeciras es recordar a una figura del cante cuya importancia en el género se ha ido diluyendo con el paso del tiempo.

José Ruiz Arroyo nació en la barriada de La Atunara, en La Linea de la Concepción, el dia 21 de enero de 1910. Sin embargo, desde muy pequeño, se trasladó junto a su familia a Algeciras, donde nació su vocación artística. Fue en Algeciras donde se produjo uno de los momentos claves de su trayectoria, cuando el genial cantaor Manuel Vallejo acudió al Café del Moro para interesarse por escuchar a aquel joven de 14 años de quien tan bien se hablaba en los ámbitos flamencos. En aquella época, Corruco de Algeciras frecuenta algunos de los cafés cantantes de la ciudad, como el Plus Ultra o La Nácar, y toma contacto con otros importantes artistas del flamenco campogibraltareño como Choclero, Tio Mollino, Dominguillo, Los Metales, Niño de las Botellas, Manitas de Plata (su guitarrista habitual), Carbonerillo, Macandé o Palanca.

En 1928 participó en un concurso de saetas organizado en el Ideal Cinema, de Algeciras, con motivo de proyectarse la pelicula Currito de la Cruz. Al año siguiente, ya aparece en el Teatro Cine Novedades de Sevilla con la guitarra de Manolo Moreno. Desde 1930 hasta 1936 se prodiga en múltiples actuaciones por toda la geografía española y efectúa sus grabaciones discográficas, con las Compañías Gramáfono- La Voz de Su Amo (9 placas), Parlophon (6) y Odeón (3).

Corruco despuntó interpretando algunos fandangos de temática republicana, en las que se exaltaba la proclamación de la II República Española. El destino quiso que la Guerra Civil, que truncó el desarrollo de la República, también truncara la joven y prometedora carrera de Corruco, ya que una bala acabó con su vida en el frente de Teruel, el dia 11 de abril de 1938.

Corruco se prodiguó en muchos estilos, como las siguiriyas, soleares, malagueñas, tarantas, milongas, campanilleros o media granaína. Sin embargo, sería en los fandangos donde dejaría su gran herencia al mundo del flamenco. De hecho, fue el creador un fandango muy personal, poco conocido hoy. A pesar de ser un gran triunfador en los estilos de la Ópera Flamenca, que prdemoniban en su época, le imprimió al fandango un sello puro, de grandeza, llevándolo a la cortedad de los tercios y a la inmensa profundidad de sentimiento y sonido. Un fandango grande, como los de otros artistas de la época (Carbonerillo, Palanca, Macandé), que elevaba este palo a la categoría de cante trascendental. Su legado ha permanecido gracias a la voz de otros cantaores como Flores El Gaditano o Antonio Madreles, que lo han recreado. El martes, la presentación de Juan Rondón tratará de arrojar luz sobre la injusta sombra de su memoria.

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