El artista Javier de Juan reflexiona sobre el tiempo en una intervención efímera mural en la escalera del Centro Pompidou de Málaga, un espacio situado 6 metros por debajo del cercano mar y en el que ha plasmado precisamente un mar embravecido. De Juan ha explicado este viernes a EFE que conocía este espacio de la escalera e hizo el trabajo previo sobre fotografías, pero estas "no respondían a la realidad".
"En los planos descubrí que era un espacio de 32 metros de largo por 9 metros de alto, y cuando llegué a trabajar tuve un ataque de pánico y me entraron ganas de salir corriendo, pero lo que veía como un problema ahora lo veo como una oportunidad de hacer una obra de este calibre", añade.
Ha trabajado durante tres jornadas maratonianas de 12 horas sobre un andamio de 7 metros instalado en escalones inclinados, por lo que "la preocupación no era artística, sino de seguridad personal", y con la amenaza de no terminar a tiempo, pero considera que "el miedo es un acicate para trabajar".
El artista ha empleado una pintura acrílica especial "con mucho pigmento, muy difícil de encontrar", que ha aplicado "casi como si fuese acuarela, muy diluida en agua, contando con que el pigmento va a dejar su reguero y a enriquecer todo lo que salga".
Precisa que ha resuelto la obra "con dos colores, porque no hacen falta más, una base que es un índigo y reflejos con azul de Prusia".
"El índigo le da un aspecto oriental, como de loza china, y siendo olas, todo el mundo tendrá la referencia de Hokusai. Se trata de sugerir geografías, tiempos, sitios y sensaciones".
De forma premeditada, ha dejado salpicaduras de pintura en la barandilla de la escalera y en toda la pared hasta el suelo, "con la intención de que la gente lo vea como algo vivo".
"Evidentemente, está seco, pero uno adivina las gotas cayendo y resbalando", señala De Juan, que también ha jugado con una doble lectura, porque "desde lejos es figuración, pero de cerca es muy abstracto".
Al mismo tiempo, considera que lo que ha plasmado "es agua, pero también podrían ser unas montañas nevadas, y si se ve de lejos podrían ser los Alpes en invierno", por lo que "tiene la ambigüedad que debe tener el arte, que tiene que estar sujeto a interpretaciones".
Sobre el carácter efímero de este mural, que será borrado dentro de un año, reconoce que "antiguamente habría sido una tragedia", pero actualmente le "importa menos".
"He hecho murales que han estado un mes y se han borrado, pero quedan la filmación y la constatación. No hay muchas posibilidades para un artista español, porque es más fácil que a un extranjero le dejen un museo. Mi lucha es que me dejen sitios interesantes para mostrar mi obra".
Esta intervención, incluida en Málaga de Festival (MaF), el ciclo previo al Festival de Cine en Español, la ha titulado 'Hay un tiempo grande y hay un tiempo pequeño' a partir de una reflexión personal sobre el contraste entre los tiempos geológicos y cotidianos.
"Hablamos del calentamiento global, de la historia del planeta, de los volcanes, y hablamos de millones de años, geológicamente son tiempos brutales, y eso nos lleva a algo que nos supera, porque nosotros vivimos cien años como mucho y aquí hablamos de millones".
Este "es el tiempo grande, que debería hacernos felices para descubrir lo relativo que es lo cotidiano", señala De Juan, que ha complementado este mural con otra instalación, en la que se ha valido de la tecnología con capturas de movimiento y modelados en 3D, "para mostrar cómo los pasos que damos en la ciudad no se vuelven a repetir".
Málaga
Javier de Juan interviene con un mar embravecido en el 'submarino' Pompidou de Málaga
El artista reflexiona sobre el tiempo en una intervención efímera mural en la escalera del museo
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