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Del gin tonic clásico al huerto en un vaso

Preparar un gin tonic parece sencillo: ginebra, lima o limón, tónica, y hielo, pero de un tiempo a esta parte, también pepino.

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  • Elaboración de cócteles -
si hay un escaparate que refleje lo último de lo último en tendencias gastronómicas es Madrid Fusión, donde estos días el gin tonic fluye como agua fresca y uno ha de acercarse al vaso para averiguar cuál es el último ingrediente estrambótico que se le ha ocurrido en esta ocasión al barman.

Para Javier de las Muelas, experto en coctelería y propietario de bares míticos como el Gimlet y el Dry Martini, el fenómeno gin tonic tiene mucho que ver con “la feminización en el beber, que ha hecho que los gin tonic sean mucho más suaves de contenido alcohólico, con 6 ó 7 centilitros de ginebra como mucho”.

“El riesgo está en que a veces se va a buscar más un huerto que un gin tonic, empezamos a añadirle componentes botánicos, ramitas de nosequé, de olivo, de lo otro, y lo que hace falta es mucho sentido común y
recrearnos con otras fórmulas, pero respetemos el gin tonic”, afirma a Efe De las Muelas.

La mezcla perfecta, según este experto, ha de basarse en una buena ginebra (como máximo 7 centilitros), el botellín entero de tónica (hay marcas para aburrir, últimamente), dos rodajas de lima y remover muy poco: “a partir de ahí no soy partidario de incorporar nada más”, recalca.

También es “fundamental” el hielo, siete cubitos compactos y cristalinos, y el vaso alto y ancho, como los de sidra, aunque haya quien prefiera las copas de balón.

“A veces la creatividad es fuente de problemas porque no tiene buena base”, advierte De las Muelas.
Ortodoxias aparte, lo cierto es que la oferta es abrumadora. Gin tonic con pepino, con granos de café en suspensión y hasta con algas y plancton, como el muy verdoso combinado que ha desarrollado Ángel León, el chef del mar, en conjunción con la ginebra Fifty Pounds: lleva plancton en suspensión y saladas algas de la variedad salicornia con el fin de evocar la sensación de tomar un gin tonic frente al mar.

El Mediterráneo también ha inspirado otra ginebra de autor, Gin Mare, una bebida infusionada con oliva, romero, tomillo y albahaca con la que el mixólogo Víctor García de Haro ha diseñado un gin tonic que contiene albahaca fresca cristalizada (además de un cóctel gastronómico sólido que incluye entre sus ingredientes un berberecho, aunque esa es otra historia...).

Mientras, la ginebra Hendrick's ha acudido a la cumbre gastronómica madrileña con una bañera “vintage” de los años veinte similar a las que se empleaban en Estados Unidos para elaborar destilados caseros durante la ley seca y con dos grifos que se abren para servir la ginebra por uno, y la tónica por el otro.

Los responsables de esta marca proponen un gin tonic con pepino y pétalos de rosa -ojo, de los comestibles-.
Cristalino y clásico o verde y rompedor, lo cierto es que este invento de los ingleses nunca estuvo tan de moda.

El Centro de Investigación e Innovación en Alimentación y Gastronomía del Basque Culinary Center, que comienza este año su andadura en San Sebastián, se ha marcado como reto demostrar que la gastronomía
tiene un “enorme potencial de generar ciencia y tecnología”.

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