“No es una película bélica, porque el cine español no da para una película de guerra... al menos a mí no me da”, adelantó Gerardo Herrero en un encuentro con los medios a escasas semanas de empezar el rodaje. “No ves la guerra, no ves muertos o heridos, en un 'thriller' dentro de un campamento”, añadió.
Herrero, productor de cintas como Balada triste de trompeta o En la ciudad y director de otras como Las razones de mis amigos o El corredor nocturno, leyó hace tres años el libro El tiempo de los emperadores extraños, de Ignacio del Valle.
Enganchado a la historia, pero consciente de su complicada adaptación, es ahora cuando por fin se lanza hacia el primer claquetazo, que espera dar el 21 de febrero.
Su título ha pasado por El rostro del asesino y “el título de hoy es Sangre en la nieve”, aseguró, pero sus planos están ya desglosados uno por uno en el “storyboard” para que los 4 millones de euros de presupuesto inicial no se desmadren en un rodaje cuyos interiores se filmarán en los estudios de Ciudad de la Luz, en Alicante.
Todo comienza en 1943 en el frente de Rusia. Un lago helado en el que han quedado atrapados unos caballos y,
sobre ellos, un soldado español con una inscripción que reza: Mira que te mira Dios. Y a partir de ahí arranca este thriller en el que se aborda “la investigación de un asesino en serie dentro de la División Azul”.
Sangre en la nieve juega con la “ironía”, según Carmelo Gómez, de ese cuidadoso estudio de tres muertes concretas y premeditadas dentro de una “estadística”, como lo llamaba Stalin.