Va camino de cumplir los 79 años y por fin puede decir que ha cumplido su sueño: grabar un disco de cante, “cantes de siempre”, como él ha querido definir el contenido del mismo. José Molina Peña, aunque él prefiere que se le conozca por el segundo apellido “porque con mi madre perdía yo pie” y por su apodo paterno ‘El Morito’, no se ha dedicado nunca al cante de forma profesional, ni si quiera cuando acompañaba algunos cantaores del momento en su juventud como a su amigo Diego Rubichi a las fiestas “de señoritos”, porque cuando conoció a su mujer entendió que “con el cante no había nada seguro y había que trabajar, formar una familia”, reconoce.
Pero el cante va con él a todas partes o él va con el cante a todas partes. Es un aficionado de los que ya no quedan porque además de conocer el asunto sabe ejecutarlo, sin dejar de reconocer que hace lo que le sale, improvisando y acordándose de lo que le inspira en cada instante. El Morito vive en El Chicle, barriada Federico Mayo, y nació en la calle Nueva del barrio de Santiago. Su gente son también de Lebrija, de los Funi, por lo que desde niño ha sabido escuchar, que es muy importante. Todos esos sonidos se trasladaron a un asentamiento gitano de la zona sur conocido por El Balneario, allá donde acababa la cuesta de San Telmo, donde vivió también la familia Agujetas, María Soleá, entre otros hermanos de Terremoto. Este fue el ambiente en el que José fue creciendo y compartiendo experiencias flamencas y fragüeras.
Se ha dedicado profesionalmente a “la ferralla toda mi vida” y ha criado a sus hijos, “todos estudiados”. Cuando se jubiló volvió a lugar de origen, esto es, al sitio donde el cante se da de forma natural, en ese tiempo a la barra de las peñas flamencas, sobre todo dio con La Bulería que se ha convertido en su casa en los últimos quince años, y que consiguió incluirlo en algunas actuaciones de veteranos como la que se celebró en el Alcázar de Jerez con motivo de los Viernes Flamencos en 2018. Para él era algo inimaginable años atrás, eso de cantar ante cientos de personas, pero fue consiguiendo cumplir sus añoradas ilusiones de juventud. También se le ha podido ver en numerosas ocasiones en el Concurso Nacional de Saetas de la Peña Buena Gente, en la que consiguió pasar a la final en 2024, curiosamente días después de salir de un episodio de salud bastante grave.
Pero “la espinita clavada” era grabar un disco, para que en un futuro pudieran escucharlo en unas condiciones óptimas. “Yo lo hago”, refiriéndose Morito a que sabe interpretar, ejecutar y cantar los ocho palos de cante que por tradición se han exigido en cualquier recital de las peñas. Un grupo de jóvenes jerezanos han conseguido llegar a la meta y hacer todo lo posible por quitarle esas espinita y que Morito tenga su disco próximamenteen el mercado, por decirlo de alguna manera, porque la intención de esta publicación no será principalmente comercial. El interés no es más que el de guardar el tesoro sonoro de este gitano para que futuras generaciones puedan escucharlo.
La idea es que el disco, grabado el pasado miércoles 12 de junio, en directo desde el escenario de la Peña La Bulería, pueda salir a la luz en el mes de septiembre u octubre, para el otoño. El disco ha contado con la colaboración de Domingo Rubichi, y las palmas de José Rubichi, Carlos Grilo y Ali de la Tota, además de la ayuda económica de los aficionados que han querido colaborar y que en su momento aparecerán en los créditos de este disco. En este directo, Morito ha contado con la sonorización de José Ramón Salazar, de Estudios La Azotea, que ha trasladado su mesa de trabajo hasta la peña del barrio de San Miguel. El contenido del disco está aún por determinar, pues aunque se ha grabado una serie de cantes como la soleá, la seguiriya o la taranta, la comisión que está detrás de esta grabación hará una pre escucha para que quede lo que verdaderamente tenga el nivel que se espera.