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XVIII Pregón del Carmen: la historia de un amor con una deuda infinita

José Manuel Bernal Márquez confesó la complicidad de las miradas entre él y Nuestra Señora del Carmen

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El reloj casi marcaba las 21:00 cuando la banda de música de Nuestro Padre Jesús Nazareno, dispuesto en la capilla del Santo Entierro, comenzó a interpretar sus primeras notas musicales, irrumpiendo en un silencio atronador que habia conquistado en su totalidad a la Parroquia de Nuestra Señora de la O. La patrona de los marineros observaba a las decenas de personas asistentes entre las que se encontraban miembros de la Corporación Municipal con Javier Ruiz Arana a la cabeza; miembros de diferentes hermandades; la junta de Gobierno de la Hermandad de Nuestra Señora del Carmen; un representante de la Armada española; el cura párroco de la O y director espiritual, José Arjona Gil; y amigos y familiares del pregonero.

José Manuel Bernal Márquez fue el encargado del XVIII pregón de Nuestra Señora del Carmen, no sin antes una introducción para saber quién es realmente el pregonero. Mercedes Bernal Márquez, hermana del pregonero, subió al altril tras concluir la primera de las intervenciones musicales de la banda. Mercedes narró las cuestiones de la vida de su hermano que, quizás, la mayoría de asistentes ya sabrían. La trayectoria profesional, inquietud por la investigación histórica de las tradiciones y culturas de Rota, la presencia en el mundo cofrade roteño y el carácter caritativo de José Manuel Bernal eran obviedades que Mercedes Bernal comentó con el mayor de los orgullos.

"Quiero ir más allá de lo que se ve" comentó la presentadora. La premisa era clara: allanar un camino de aperturismo posterior del propio José Manuel Bernal. Los vínculos de sangre permitieron que presentación y pregón fueran elementos unificados, como realizados por una misma persona, parecía que la presentación era una contextualización para comprender que asó "son las cosas de Dios" como más adelante expresaría el propio pregonero.

Mercedes partió de la siguiente cuestión: "¿cómo mostrar su yo más personal?". La pregunta sería respondida con un elemento fundamental en la vida de estos hermanos: la familia. La presentadora entendió que para poder comprender el universo interior de su hermano debería acudir al comienzo de todo, al origen, y "el origen de todo es la familia" sentenció. La presentadora explicó que la esencia de José Manuel nacía en sus orígenes en algo tan natural como a familia por lo que fue inevitable no mencionar a los protagonistas del principio de sus historias: José María y Mercedes. "Nuestros padres representan nuestro tronco que dan solidez a la estructura para que pueda permitir que las ramas crezcan juntas" afirmaba.

Mercedes agradeció la evidente influencia de su hermano por "haber estado, estar y estará siempre que lo necesite" y añadió que "pensar en ti es que siempre tengo a mi lago a alguien que me protege". Aquí se alcanzó el clímax emotivo de la presentación, donde se pudo ver a un pregonero visiblemente emocionado que se fundiría a su hermana en un cálido abrazo para poner punto y final al origen de este XVIII pregón del Carmen.

La música volvió a sonar y cuando enmudeció para otorgarle a José Manuel Bernal el protagonismo de aquella cita, el pregonero tomó su paso decidido hasta el atril. Los asistentes, si no lo sabían ya, descubrieron que el pregonero era un hombre de fe, valiente y cariñoso. "Fuiste lucero en el camino, estrella que ilumina mi camino" comenzaba su pregón no sin antes confesar el nerviosismo que en aquellos momentos sentía.

El pregonero destapó su verdad y confesó su humanidad al descubrir ante los allí presentes la inmensa deuda que tenía con Nuestra Señora del Carmen. Un hombre sin vinculación aparente al mar, sin conocimientos de marinería ni práctica que inexplicablemente encontraba en "esta creación de Dios" una paz indescriptible. José Manuel no llegaba a alcanzar la conexión que sentía con la patrona de los marineros y con el mar si nada le ataba a ellos. Pero, como la clave de este idílico amor la destapó su hermana con los orígenes: "tu preciosa cara fue lo primero que mis ojos vieron" expresó José Manuel.

"Perdóname, madre" decía porque ante la infinitud de beneficios y ventajas "nunca tendré vidas para devolverte lo que me has dado". El pregonero mencionó el desasosiego que le produce perderse en la infinitud del horizonte, del placebo del sonido de las olas besando las rocas o la serenidad del vaivén del viento en el mar porque una cosa era clara: "en los momentos de zozobra sé dónde tengo que ir" indicaba. José Manuel encontró en la Virgen del Carmen un salvaconducto, un bastión en las inclemencias de la vida. 

"La proa de mi corazón apunta para verte solo a ti" sentenció en un comienzo vertiginoso y pasional donde sembró su pasión por la patrona de los marineros sin ser marinero. Posteriormente a su introducción pasó al apartado de saludos protocolarios a todos los representantes de las diferentes instituciones que allí se encontraban. De nuevo alzó la palabra y con firmeza expresó que "este día pasará a la historia de mi vida de que las cosas de Dios son así". "Las cosas de Dios son así", una oración que ponía de manifiesto su servidumbre y religiosidad ante la atenta mirada de su Virgen del Carmen. Esas seis palabras venían a significar algo así como: "habla, Señor, que tu siervo escucha".

Y si alguna duda revoloteaba por la parroquia sobre la vinculación de José Manuel Bernal y Nuestra Señora del Carmen, el pregonero se encargó de despejarlas. El pregonero confesó la fuerte complicidad de sus miradas, una conexión inexplicable que desde siempre sentía cuando, petrificado, sus ojos iban a postrarse a los de ella. Quizás, como antes, la clave esté en los orígenes porque lo primero que vieron sus ojos fueron a Nuestra Señora del Carmen. Y ya en el cine se explicó: "los ojos nunca mienten".

Nazareno desde la cuna, José Manuel Bernal destapa otro elemento de su vida que lo ha llevado a postrarse ante ella. Introdujo su más que evidente fervor por Nuestro Padre Jesús Nazareno y tejió un sinfín de paralelismos que le llevaban a reposar sus palabras al manto de la Virgen del Carmen. La proximidad de sus capillas en la parroquia de Nuestra Señora de la O, la figura del Nazareno como marinero de los hombres y, de nuevo, que al nacer estuvieran ambas figuras presentes parecían despejar cualquier atisbo de dudas.

José Manuel Bernal mostró a los asistentes todo cuanto tenía, todo ese amor y devoción procesada por Nuestra Señora del Carmen. Y el público solo pudo responder ante tanta sinceridad y cariño con un clamoroso aplauso con la patrona de los marineros auspiciando y acariciando cada una de las palabras dichas.

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