Una eucaristía, oficiada en la Catedral por el obispo de Asidonia-Jerez, José Mazuelos, dio paso ayer a la tradicional procesión del Corpus Christi, que por segundo año consecutivo prescindió de cualquier elemento que pudiera restar protagonismo a la presencia en la calle de Jesús Sacramentado.
La procesión partió del primer templo diocesano al filo de las ocho y cuarto de la tarde, buscando el centro por Visitación, Santa Isabel, José Luis Díez, Plateros, Tornería y Eguilaz. Como suele ser habitual, las hermandades contribuyeron a rodear de esplendor el paso del Santísimo por las calles Larga y Lancería, sobre las que se dispusieron coloristas alfombras con motivos eucarísticos.
Tampoco faltaron los altares, llamando la atención el colocado en la plaza Plateros por la Hermandad del Mayor Dolor y la Divina Pastora, así como aquellos que tuvieron como protagonistas a la Inmaculada de la capilla del Voto, de San Francisco; la imagen de María Auxiliadora del colegio de la calle Cabezas; o Santa María de la Paz y Concordia, de la Hermandad de la Cena.
El cortejo de la procesión del Corpus Christi contó con presencia de la práctica totalidad de órdenes religiosas de la ciudad, así como de las hermandades y cofradías. El Cabildo Catedral y la representación del Ayuntamiento cerraron una comitiva que disfrutó del acompañamiento de la Banda Municipal de Música de Jerez.
