Huele bien este Betis que, si consigue alejar la euforia de un vestuario que suele verse abducido por ella y las aguas en lo institucional se calman ligeramente, puede terminar haciendo algo importante tras largas campañas de exasperante zozobra.
No está carente de ciertas similitudes aquel equipo que afrontaba el nuevo año del curso futbolístico tras un agónico ascenso pero con mucha ilusión depositada en un bloque repleto de canteranos de la talla de Joaquín, Capi y Juanito como ahora destacan Beñat o Adrián y un entrenador con las ideas claras que confeccionó un conjunto compacto defensivamente y dinámico en ataque.
Juande Ramos logró fabricar un grupo de jugadores compacto y con oficio; algo que Mel parece haberlo obtenido en su segundo año en la actual categoría.
Pero al César lo que es del César; pues ningún equipo hasta la fecha en la última década había alcanzado la cifra de puntos de este Betis en Primera División. A falta de los resultados del domingo, con 16 puntos durmió en Champions el conjunto verdiblanco, solamente uno menos que los 17 de la campaña 2001/02 que le aupaban hasta la tercera plaza de la tabla clasificatoria. El brillante trabajo de Juande supuso coronar la Liga con 59 puntos y un sexto puesto que daba derecho a disputar la UEFA. Más tarde, Lopera decidiría no renovar al técnico manchego. No parece que Mel fuera a correr la misma suerte de alcanzar tamaño objetivo.
