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Viernes 05/07/2024  

Campo de Gibraltar

“La destrucción de la droga tiene que ser una cosa rápida”

Francisco Mena lleva toda la vida luchando contra el problema de la droga. El presidente de la coordinadora comarcal contra la droga Alternativas y de la federación provincial Nexos, cree que aún queda mucho por hacer para acabar con el narcotráfico, pero se muestra esperanzado.

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  • Francisco Mena -

Francisco Mena lleva toda la vida luchando contra el problema de la droga. El presidente de la coordinadora comarcal contra la droga Alternativas y de la federación provincial Nexos, cree que aún queda mucho por hacer para acabar con el narcotráfico, pero se muestra esperanzado.

—¿Es ya una tendencia real la caída del consumo de cocaína y la subida de la heroína?
—Pues sí. Los últimos datos que hay por parte de los organismos oficiales, es que España sigue siendo y es uno de los países donde hay un número muy importante de personas que consume cocaína, concretamente uno de los tres primeros, aunque es cierto que está disminuyendo levemente, aunque desde hace  ya algún tiempo empieza a haber un repunte del consumo de heroína. Afortunadamente éste no es muy importante. Nosotros lo valoramos como que hay personas que no pueden costearse consumir cocaína, porque es una droga que es relativamente cara, y pasan a tomar otras, como la heroína, pero en este caso les abocará a la marginalidad mucho más rápido.
—¿Teméis que la comarca pueda regresar a vivir el drama de la década de los ochenta?
—Esperamos que no. Para eso hemos luchado durante los últimos 30 años, para no vivir este drama tan importante y el número tan importante de jóvenes que perdieron su vida y en otros casos que, si no fallecieron, lo perdieron todo. No se puede llegar a ese extremo y para ello estamos trabajando con programas de prevención. Lo que sí es cierto es que en estos tiempos tan complicados la heroína es una droga que empieza a calar.
Y es que la droga también tiene su momento económico. No están al margen. Cuando hay un momento de excesos como el que hemos vivido, la cocaína era la droga de ese modelo: de excesos, de triunfo rápido, conseguir las cosas pronto... Ahora estamos en un momento de depresión y la heroína es para estos casos, porque la gente que la consume se va a ver eufórica y se evade rápidamente de la situación económica que vivimos.
Pero a nosotros lo que ahora mismo más nos preocupa es el alcohol, su consumo. Estamos viendo que hay mucha gente que se está ‘enganchando’ al alcohol y que están teniendo serios problemas con él. Hablamos de varones de entre 40 y 55 años, que se refugian en él un poco para no afrontar la realidad que tienen: que no tienen trabajo, que su modo de vida ya no es el que era... estamos preocupados realmente.  
—¿Qué otras consecuencias está teniendo la crisis en el consumo?
—La crisis lleva a estas cosas pero como he dicho antes, principalmente es el alcohol, en un rango de personas muy concreta. Hemos estado muchos años peleando para que la juventud no se metiese en este mundo y que se le convirtiera, lo que es un consumo temporal, en permanente o fijo. Hemos trabajado en este campo con los jóvenes pero la realidad nos ha desbordado porque la gente que viene a nuestros recursos, la gran mayoría, en un porcentaje muy alto, so varones de media edad con graves problemas.
Pero es que, esperamos equivocarnos, también se está incrementando el consumo en las mujeres. Lo que ocurre es que en estos casos son mucho más difíciles de detectar y de abordar. Para solucionar el problema lo primero que hay que hacer es reconocerlo y el perfil de la mujer, estamos hablado de 30 a 50 años, lo consume en casa y así se tarda más en descubrirse y cuando se  hace en muchos casos es ya muy grave, más que el de los hombres.
Hay que seguir trabajando duro. Concienciar a la sociedad de que el alcohol es una droga tan dañina o más que las propias drogas ilegales.
—Lleváis tiempo advirtiendo de que el progresivo recorte de las subvenciones está ahogando el Movimiento Asociativo...
—Esta es la realidad, pero también hay que reconocer que no sólo está asfixiando al Movimiento Asociativo, sino también los hay y muy graves para los Servicios Públicos. Si fuera que se le recorta nada más que al Movimiento Asociativo y las administraciones siguen teniendo los mismos presupuestos, pues ya habrá alguien que lo haga mejor porque nosotros no lo podremos hacer, pero la realidad nos dice que los recortes son para todos. Este año, los recortes de la Administración Autonómica, en política de droga, es de un 45% pero no sólo para el Movimiento Asociativo, sino para los propios programas de la Junta.
Esto viene motivado fundamentalmente por el propio recorte de los presupuestos, que se han bajado al no tener ingresos, pero el recorte también llega por un tema importante que es que el Plan Nacional sobre Droga, que dota de una parte muy importante los presupuestos de la Junta, en el 2012 no ha transferido ni un sólo euro para Andalucía. Por lo tanto los andaluces, los drogodependientes, en este caso no pueden permitirse estos recortes. Pedimos sensibilidad al Gobierno Central, en especial al Plan Nacional, y a las administraciones públicas, porque los drogodependientes de esta zona son gaditanos, andaluces, españoles y europeos. 
—¿Qué necesidades urgentes tiene el colectivo?
—Nuestra necesidad más importante es que llevamos prácticamente dos años sin programa de incorporación socio-laboral para los drogodependientes.
Nosotros consideramos fundamental que después de la inversión que se hace para sacar a un joven del mundo de la droga, en una comunidad terapéutica pública, en una comunidad terapéutica concertada, o en una comunidad terapéutica privada,  luego se le abandona a su suerte. Ese es el trabajo que nosotros hacíamos, de acompañamiento a los programas de metadona que llevan a cabo los CTA; a los programas libre de drogas que llevan a cabo las comunidades terapéuticas tanto públicas como privadas... El paciente entra en la comunidad, hace su programa de de deshabituación  pero luego no se le puede luego abandonar a su suerte porque a buen seguro que recaerá y habrá que gastarse otra vez el dinero de los recursos públicos.
Lo que nosotros pretendemos es que se rompa ese círculo vicioso y ahí es donde entrábamos nosotros con esos programas socio-laborales. No sólo trabajábamos ese aspecto si no otros tan importantes como los hábitos saludables, las habilidades sociales, la prevención de recaídas para evitar que ese paciente o ese adicto, que va a ser un drogodependiente toda su vida, porque lógicamente lo va a seguir siendo, lo que pasa es que tiene a su alcance los mecanismos para salir de la droga y no recaer, y no recae pero hay que estar atento para que no vuelva atrás y es ahí cuando nuestro trabajo es más importante.
Y el trabajo de prevención. Nosotros hemos creado una red que, en el Campo de Gibraltar, se beneficiaban cada año entre 20 mil o treinta mil niños y jóvenes de todos los municipios de la comarca pero éstos también se han visto reducidos de una manera importante. El pasado año el número de usuarios que pudieron tomar parte en ellos fue de un 30% menos que en 2011. Y las perspectivas para 2013 es que se va a seguir reduciendo.
Lamentamos que estos vaya a ser así porque creemos que la piedra angular de la lucha antidroga es la prevención, que los ciudadanos se conciencien de que se puede vivir sin droga, de que éstas les van dañar y a perjudicar tanto en su salud como en su futuro, y tenemos que crear una sociedad libre de drogas y cambiar ese modelo social. Este es nuestro trabajo y se va a ver perjudicado lógicamente por estos recortes. 
—¿Teméis que Algeciras pueda ser también escenario de un robo de droga en un depósito oficial? Ya ha pasado en Cádiz, Huelva...
—A la vista está. El almacén del Campo de Gibraltar es el que más droga guarda de España porque aquí es donde más se incauta fundamentalmente. Nosotros ya lo hemos dicho por activa y por pasiva de que hay que tener todos los medios posibles para que no suceda lo que ha ocurrido en Cádiz, Huelva, Málaga o Sevilla.
Está claro que la gente que se dedica al tráfico de droga ha encontrado una manera de hacer más rentable su negocio. Ya no tengo que ir a comprarla sino que la robo y los beneficios son del 100%. Antes la comparabas a un precio, la vendías a otro y la diferencia eran las ganancias. Ahora no porque no pago nada por conseguirla. Por eso nosotros le pedimos al Ministerio del Interior y a la Subdelegación del Gobierno del Campo de Gibraltar que dote al almacén de la comarca de todas las garantías de seguridad para que no suceda ningún robo. A nosotros ya nos parece un escándalo lo que ha sucedido hace unos meses en Cádiz, Sevilla, Málaga y Huelva. Está claro que hay gente que ya ha descubierto ese tipo de robos como algo muy rentable y no me extrañaría nada que lo intentasen en otros depósitos y el de aquí guarda muchísima droga, que detrás de esa droga que está allí incautada hay un fenomenal y duro trabajo de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Para nosotros lo importante no es la gente que está detenida sino la droga que se quita de la circulación.
Los robos que están sucediendo en estas dependencias están creando una alarma social en la población y pesadumbre y desencanto en Policía y Guardia Civil que ven cómo su trabajo ha quedado en ‘aguas de borrajas’ por el tema de los recortes, que no hay gente para vigilar los almacenes. Mire usted, si  los bancos tienen mecanismos para vigilar el dinero, la droga tiene tanto o más valor que el dinero y hace más daño.
—¿Veis a las cementeras como una solución temporal?
—A nosotros no nos parece una mala idea. Ya se hacía hace tiempo. Si mientras se construye un horno para incinerarlas de unas características determinadas y las cementeras estén dispuestas..., nosotros vemos bien esa solución siempre que el proceso sea lo suficientemente rápido como llevamos años pidiendo.
La destrucción de la droga es una de las cosas que venimos pidiendo desde hace muchos años, antes de los robos. Siempre nos ha parecido una barbaridad que el almacén del Campo de Gibraltar esté siempre lleno a rebosar. La droga se tenía que guardar en otros lugares y al final el tiempo nos ha dado la razón.
Entendemos que la droga tiene que ser destruida cuanto antes, por eso pedimos al Gobierno Central cambie la Ley de Enjuiciamiento Criminal, obligar a los Jueces de Instrucción que con una pequeña muestra valga para seguir con el proceso judicial y la destrucción rápida de la droga. Con ello nos evitaremos el gasto de custodia en los almacenes y el gasto que conlleva el traslado de la droga hasta los puntos de destrucción, como sucede con la que se incauta en la comarca, que va a Asturias.
En España hay tres incineradores. Las de Asturias, en Baleares y Madrid, y la de aquí se va al norte porque es tal la cantidad que se recoge en esta zona que el único que puede dar salida es el asturiano. La combustión del hachís debe ser alta y además son muchos kilos. En Los Barrios se quemaba droga hace tiempo pero no tenía capacidad para quemar tanta cantidad. Este año hemos andado sobre las 60 toneladas y para quemar tanta droga se necesitan unas instalaciones adecuadas.
—¿Observáis un incremento de la violencia entre los narcos?
—La violencia siempre ha existido y cada vez hay más. Estamos hablando de un negocio ilícito, el mayor del mundo junto al del tráfico de armas o la prostitución, que mueven billones de euros y hay muchos casos, lo que pasa es que muchas veces no trasciende a la luz pública porque cuando hay esta violencia no se denuncia ni en comisaría ni en ningún sitio, y al final todo acaba en un ajuste de cuentas. Antes se robaban entre ellos pero ahora, como ya hemos dicho, se roba en los depósitos y así no me tengo que enfrentar a la banda rival. Siempre ha habido un mundo soterrado y oscuro y cada vez se defienden con más violencia, porque lo que se trata es ganar dinero y enriquecerse cuando antes no importando el cómo.
—¿Creéis que el conflicto entre la Guardia Civil y la Policía de Gibraltar perjudica a la lucha antidroga?
—Ese conflicto nunca es bueno. Compartimos un mismo especio, los mismos problemas y las cosas hay que solucionarlas con diálogo. Somos pueblos vecinos y perder el tiempo  que los Cuerpos y Fuerzas del Estados de dos países, al final, lo que hace es distraerse y que los narcos tengan más fácil actuar. La Policía de Gibraltar tiene que impedir que la droga entre por sus costas y la del Campo de Gibraltar, igual. Todo se tiene arreglar con diálogo y entendimiento y soy de la opinión de que hay que estamos condenados a entendernos. Llevamos 400 años juntos. Otra cuestión es el tema político.
—Contemplando el tabaco como una droga, ¿veis alarmante el incremento del contrabando en contenedores?
—Desde luego. Hay muchas familias que es el único medio de supervivencia que tienen y uno, sin participar de esta actividad, no dejo de reconocer que ahí hay un problema y que hay gente, en un sitio como el nuestro, que tiene esta posibilidad de solucionar en parte sus problemas económicos. Es como lo de ‘bajarse al moro’, ir a Marruecos por pequeñas cantidades de droga: los culeros, vagineras, las mulas... que se juegan la vida por 300 euros. Ir a Marruecos a pasar droga adosada al cuerpo apenas reporta 300 ó 600 euros. Lo peor es que hay mucha gente en la cárcel y juegan con su salud por caer en la tentación de gente sin escrúpulos. Nosotros siempre decimos que la lucha contra la droga no sólo tiene que ser con políticas policiales.
Si pensásemos que fuesen suficiente estaríamos equivocados. Llevamos muchos años, cuarenta, luchando y hacen falta políticas sociales para evitar que la gente se arrime a este ‘modus vivendi’ porque luego es muy complicado salir ya que se gana dinero muy rápido y también se gasta muy rápido.
Aquí se necesita el apoyo de todas las administraciones, desde Europa, porque somos frontera Schengen, de España, Andalucía, Cádiz y las locales, para dotar de un plan de empleo y medidas sociales para que la gente no tenga la tentación de caer en este mundo y que lamentablemente los últimos eslabones de la cadena son los que van a la cárcel y los grandes capos son los que están en sus casas tan tranquilos porque nunca van a prisión. Por eso vemos a tanta gente en Botafuegos que por un error, que no lo justifico, están en prisión.
—¿Observáis alguna mejora derivada del las comisarías conjuntas entre España y Marruecos?
—Hay que reconocer que hace unos años Marruecos no hacía nada por detener el tráfico de drogas y en el último año ha habido grandes avances. En la anterior legislatura ya hubo los primeros acuerdos y se ha parado mucha droga en ambas orillas, pero también se tiene que parar en el país de origen. Hay que sentarse con Marruecos, pero no España, sino Europa, porque es la que tiene la capacidad, es la que firma los acuerdos de pesca y agrícolas, que pida que no haya las plantaciones tan importantes de hachís que tiene Marruecos. Hasta hace muy poco, era el primer productor del mundo. Ahora es Afganistán tras las retiradas de las tropas internacionales. Marruecos tiene las mismas plantaciones de hachís que Andalucía de algodón, unas 80.000 hectáreas. Tendrían que darle unas ayudas.

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