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El Málaga empata en Zorrilla antes de recibir al Oporto

Sin Isco ni Joaquín en el once inicial, el Málaga reservaba a sus jugadores insignia pensando en la cita europea

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El Real Valladolid y el Málaga empataron (1-1) este sábado en el José Zorrilla en el partido correspondiente a la vigésimo séptima jornada de la Liga BBVA y previo al enfrentamiento del miércoles del conjunto andaluz ante el Oporto en la vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones.

   Sin Isco ni Joaquín en el once inicial, el Málaga reservaba a sus jugadores insignia pensando en la cita europea. Con este resultado, los de Manuel Pellegrini podrían perder la cuarta plaza al término de esta jornada y acumulan dos empates seguidos. Mientras, los de Miroslav Djukic se asientan en la zona media de la tabla y suman su tercer encuentro sin perder.

   Comenzó el duelo con un intercambio de golpes, con un ida y vuelta que no otorgaba a ninguno de los dos el papel de dominador. Pero fue una jugada a balón parado la que sirvió a los malagueños para adelantarse tras un centro arquitectónico de Lucas Piazón y un extraordinario remate de cabeza de Martín Demichelis para que anotara su cuarto gol en Liga. Era el minuto ocho y la zaga vallisoletana había encajado el primer tanto tras dormirse en los laureles.

   Tras dos jornadas sin marcar, el Málaga había abierto el tarro de las esencias ante un Valladolid peleón pero sin apenas control del esférico. Los de Miroslav Djukic utilizaban el recurso de jugar en largo para buscar a Manucho, pero esa opción constante la transformaba en repetitiva y en prácticamente insuficiente. Mientras, Álvaro Rubio y Carlos Sastre se alternaban en la tarea de jerarquizar el juego local.

   Los visitantes no llegaban al último tercio de campo debido a una presión asfixiante del Valladolid. Con el paso de los minutos, el Málaga se encontraba más agazapado y los de Djukic buscaban con más constancia la meta de Willy Caballero. Superada la media hora de juego, Rukavina pudo firmar el empate pero su remate fue despejado a córner por el meta argentino.

   Ambos equipos tenían poca continuidad y apenas se veía juego combinativo. Sin embargo un fallo garrafal de la defensa malacitana, el único de los visitantes en la primera mitad, posibilitó que el angoleño Manucho rematara de cabeza a placer un gran centro de Álvaro Rubio antes del descanso y se llegara al empate (1-1).     
LA IGUALDAD FUE LA PROTAGONISTA EN LA SEGUNDA MITAD.

   Con el parón, el Valladolid salió más enérgico e inconformista. Muestra de esa convicción, fue Larsson el que tuvo el segundo gol en sus botas, pero no logró rematar con certeza en el mano a mano con Willy Caballero. El Málaga tampoco daba su brazo a torcer y también mostraba ímpetu a la hora de atacar sobre la portería de Dani Hernández.

   Una gran combinación de Rukavina sobre Larsson, provocó un centro del sueco que Manucho no llegó a rematar por muy poco antes del cuarto de hora. Los visitantes mordían cada vez más y los locales basaban su juego en la contra aunque apenas sin éxito. Con una lluvia torrencial, Manuel Pellegrini tiró de Isco para desatascar el juego del conjunto visitante.

   A falta de diez minutos, ambos conjuntos habían puesto el pie en el acelerador y apretado los dientes. La victoria era un maravilloso premio y ninguno se conformaba con el empate. El despliegue físico era monumental mientras el reloj avanzaba. A pesar del arreón final de los dos equipos, hubo reparto de puntos.

 

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