Llegó la hora de la verdad. En pocas horas el balón echará a rodar sobre el césped de Heliópolis para que Betis y Sevilla luchen por la gloria o la muerte.
Sirva este tópico que tantas veces ha sido utilizado en todas y cada una de las batallas históricas para que dos bandos cualesquiera, dirimieran sus diferencias en el amparo del deber de representar emociones encontradas.
En esta ocasión, amén de la consabida rivalidad centenaria que ambos equipos que, de por sí y por historia, trasladan al terreno de juego en busca de una victoria que otorgue la corona del fútbol sevillano por una noche; existe un argumento más para lograr tres puntos vitales.
Y es que béticos y sevillistas se juegan el todo por el todo en sus aspiraciones europeas que colmen una temporada; para el Sevilla salvadora, para el Betis excepcional.
Sin querer hablar de revencha pero conscientes de la sed de venganza que el beticismo anhela desde la ‘manita’ de la idea en el Pizjuán; los de Mel saben de la herida que aunque cicatrizada por la notable campaña realizada, aún colea en la masa bética.
Un efecto psicológico con el que jugarán seguro los de Emery; si bien no quedará exento de presión añadida, pues son seis puntos de desventaja los que marca la clasificación con respecto al eterno adversario de la capital.
A partir de ahí, los onces titulares parecen estar más que definidos en cada conjunto salvo sorpresa mayúscula en el día de hoy como consecuencia de un contratiempo verdaderamente inesperado.
Por parte del Betis, Nacho, que ayer se entrenaba con molestias, parece casi descartado en el lateral izquierdo, lugar que ocuparía en principio el canterano Álex Martínez completando la defensa junto a Chica, Amaya y Paulao. Beñat y Cañas formarían el doble pivote y bandas para Campbell y Juan Carlos. Arriba, Pabón y Rubén Castro.
En el Sevilla, la única duda es Kondogbia aunque parece que partirá de inicio. Sin Navarro; Alberto Moreno, Fazio Botía y Coke forjarían la zona defensiva. Medel, Reyes, Jesús Navas y en punta el pichichi nacional, Álvaro Negredo.
La suerte está echada.
