El glorioso puntazo obtenido, un año más, en el Nuevo Mirador ante el desquiciado Algeciras de Manolo Sanlúcar, tuvo más importancia de la que dictó el asustadizo marcador. Un punto más, que acerca casi matemáticamente la salvación a un equipo, que sin hacer ruido y con una idea fija de ceñirse en su trabajo, ha conseguido casi el objetivo final. Y ese casi lo tiene prácticamente en el bolsillo.
Lo ha ido acariciando semana tras semana a base de fe y de lucha. Entrenar dos días en semana tampoco ha servido de excusa para deslucir el trabajo del que a base de empeño, se ha tomado como la mejor reivindicación el querer cumplir de la mejor de las formas.
Aunque las matemáticas digan lo contario, este Racing Portuense, al menos en el terreno de juego, ha conseguido no naufragar. A pesar de los pesares, ha ido sobreponiéndose a las adversidades, interpretando el mejor rol que se podía tener para continuar compitiendo.
Salvar la temporada deportivamente puede ser, debe ser, el mejor argumento para alargar y ganar un tiempo en los despachos para encontrar una resolución satisfactoria, que se antoja necesario.
Es por eso que el vestuario no ceja en su empeño y buscará complicar a un enrachado Coria la existencia, para apuntillar un objetivo que se toca con las manos.
Valdelagrana talismán
Si las estadísticas están para romperse y tras una primera vuelta discreta como local, la segunda no puede ser más que destacada, al menos en los encuentros jugados en el José del Cuvillo. Desde el lejano 16 de diciembre de 2012, con el Cádiz B, no pierde el equipo de Mere ante su público.
Cuatro meses sin perder, le han valido para recuperar la confianza entre los suyos, para mantener esa regularidad que lo ha mantenido en una zona más que cómoda.
Mantener ese registro le valdrá para que este domingo, este sí que sí, certificar, por meritos propios, la permanencia un año más en la Tercera División. El objetivo puede y debe ser tangible.
