El Rayo se impuso en su visita al Levante en un partido en el que dominó más que su rival, pero en el que sufrió hasta el último minuto, ya que el conjunto local, pese a no completar un buen partido, nunca se dio por vencido.
El buen juego del Rayo, su acierto y las deficiencias del Levante marcaron un partido en el que el balón fue para el equipo visitante y en el que el conjunto local mostró ganas, pero no tuvo suficiente con ellas.
Al equipo valenciano, el tramo final de la temporada se le ha hecho muy largo desde hace varios partidos a pesar de que las remotas posibilidades de llegar a Europa todavía existían antes del inicio del choque.
Sin pisar a fondo el acelerador a fondo, el Rayo tuvo bastante con hacer suyo el balón para dominar a un rival que, tras una mala primera parte, mejoró al principio de la segunda, aunque como pocas muestras de eficacia.
El Rayo se adueñó pronto del partido con largas posesiones de balón cerca del área de un Levante desdibujado, que tenía problemas para recuperar la pelota y que apenas tenía llegada ante la meta de Rubén.
Fruto del control del juego por parte del equipo madrileño fue el gol de Piti, que llegó tras una jugada por la izquierda en la que tras varios rechaces llegó el tanto forastero.
A partir del gol, la dinámica del partido apenas varió, ya que el Levante no fue capaz de imponer su ley, mientras que el Rayo Vallecano mantuvo su misma línea de juego.
Sólo en los diez minutos finales del primer periodo se animó un poco el equipo local, que se aproximó algo más a la meta del conjunto madrileño, aunque sin crear ocasiones de gol, por lo que la primera parte de un partido que hasta entonces no tuvo historia acabó con ventaja visitante.
La segunda parte dio comienzo con un Levante más ofensivo tras la entrada de Rubén en el equipo local y pronto llegó el empate local, logrado por Acquafresca, al que dio réplica de inmediato el Rayo con 1-2 logrado por Vázquez.
El partido volvió a estar como en la primer parte en cuanto al marcador se refiere, pero el Levante tenía más recursos, sobre todo por la posición más adelantada de Iborra, que daba mucha más profundidad al equipo valenciano.
A medida que pasaban los minutos, el encuentro cambió: cada vez había más espacios y más acciones de ida y vuelta y en una de ellas, cuando el partido parecía más nivelado, llegó el 1-3, marcado por Piti de penalti.
Parecía que el partido estaba resuelto con ese gol, pero la tónica del juego no varió, el balón iba de una a otra portería, y el último gol del partido fue para los locales, que incluso pudieron empatar en un remate de Acquafresca, aunque el Rayo también pudo hacer el cuarto tanto en la última jugada del partido.
