La Archidiócesis de Sevilla ha remitido este jueves a la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla y a la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía el proyecto de rehabilitación del iglesia gótico mudéjar de Santa Catalina, declarada monumento nacional en 1912 y cerrada al culto desde mayo de 2004. El proyecto, elaborado por el arquitecto Francisco Jurado, supondrá una inversión en torno al millón de euros en su primera fase.
Según informa el Arzobispado, en el escrito de presentación del proyecto se "invita" además a ambas administraciones para la suscripción de un nuevo convenio de colaboración.
La intervención en el exterior del monumento pretende consolidar y recuperar en su caso los elementos esenciales del templo que pudieran estar deteriorados o anulados, buscando una imagen "coherente e integrada" de todas las intervenciones a lo largo de su historia, según detalla.
Además, en el interior del templo está previsto realizar los trabajos arqueológicos oportunos encaminados a descubrir las trazas antiguas y la fisonomía completa del subsuelo sobre el que se asienta la iglesia de Santa Catalina. Esta campaña arqueológica durará al menos seis meses y se llevará a cabo paralelamente a los trabajos de recuperación de la fachada.
La siguiente etapa supondrá la redacción del proyecto de la tercera y última fase de la restauración, que comprenderá otras actuaciones en el interior del templo, como solería, paramentos verticales, instalaciones y mobiliario, y cuyo coste aún no se ha precisado. "Con este proyecto se avanza en la línea de desbloquear la situación en la que se encontraba el templo, cerrado al culto desde mayo de 2004", recalca.
Durante la presentación del informe de actuación, Jurado ya subrayó que, al contrario de lo que se preveía anteriormente no habrá que intervenir en la estructura, ya que "no existe ningún movimiento en los muros del edificio". Para detectar los movimientos se han colocado sensores en las paredes y electroniveles en el suelo.
En ese momento, ya se apuntaba a la posibilidad de desarrollo de un museo, si las piezas que se encontraran en las prospecciones arqueológicas que se van a llevar a cabo en el suelo del templo fueran de gran valor. Así, desde el Arzobispado se indicaba a Europa Press que sería lógico encontrar restos arqueológicos de valor, teniendo en cuenta la historia del templo y de su entorno, por lo que se veía con buenos ojos un museo que ayudaría a dar además más valor aún a este conjunto gótico mudéjar y que permitiría además que existiera mayor ventilación en el subsuelo, favoreciendo la eliminación de la humedad en este espacio.