El presidente italiano, Giorgio Napolitano, ha concluido la ronda de contactos con las fuerzas políticas italianas con vistas a la formación de un nuevo gobierno. Napolitano ha salido al paso de las acusaciones que apuntan a que estas consultas son un mero trámite ante la inmimente llegada de Matteo Renzi a la jefatura del Gobierno.
"Las consultas, aunque llevan un ritmo intenso, no han tenido nada de formal o ritual. Todas las delegaciones se han comprometido a evaluar la naturaleza de la crisis", ha afirmado Napolitano en una breve comparecencia ante la prensa en el Palacio del Quirinale, sede de la Presidencia italiana.
Esta intensidad permitirá a la persona que reciba el encargo de formar gobierno que tenga "el espacio y la serenidad" para acometer su tarea. Para Napolitano, de 88 años, ha sido una jornada "interesante y rica en estímulos".
Uno de los políticos que se ha entrevistado con Napolitano ha sido Angelino Alfano, líder del Nuevo Centroderecha, con quien previsiblmente Renzi pactará la formación del nuevo ejecutivo. A su salida del Quirinale tras una hora de reunión, Alfano ha manifestado que tienen "buena voluntad", pero ha advertido de que quieren asegurarse de que habrá un "final feliz".
Como condición para el pacto, Alfano ha señalado que el futuro ejecutivo no debe derivar hacia la izquierda. "Si la coalición se desplaza hacia la izquierda, diremos no al nuevo gobierno", ha indicado.
Mientras, el favorito, Renzi, permanece en Florencia, ciudad de la que es alcalde, y mantiene discretos contactos para perfilar su ejecutivo. Desde su partido, el Partido Democrático, el senador Luigi Zanda ha asegurado que el objetivo es que el ejecutivo de Renzi perdure hasta 2018 y que en este periodo se acometan reformas clave como la reforma constitucional y de la ley electoral y se adopten medidas para combatir la crisis y el paro.
