Hace más de un mes que los pescadores esperan que el rey de Marruecos, Mohamed VI, estampe su firma en el acuerdo pesquero alcanzado con la Unión Europea (UE) para poder regresar a faenar al caladero marroquí, un último trámite que no ha encallado en el mar, sino en palacio.
El retraso no parece responder a ningún obstáculo o problema del acuerdo pesquero. Podría más bien ser atribuido al famoso refrán que asegura que las cosas de palacio van despacio.
"No nos queda más remedio que esperar, es un trámite que se nos escapa", dice a Efe Pedro Maza, presidente de la Federación Andaluza de Asociaciones Pesqueras (FAAPE) y una de las personas que desde que se rompió el anterior acuerdo, en diciembre de 2011, más ha luchado para que la maquinaria europea y la marroquí aceleraran el paso para cerrar un nuevo protocolo cuanto antes.
El nuevo acuerdo fue firmado el 18 de noviembre de 2013 entre la Comisión Europea y el Gobierno de Marruecos. El 12 de febrero el Parlamento marroquí le dio luz verde y, desde entonces, todo el sector está pendiente de un único trámite, la firma del rey Mohamed VI, para que se haga una realidad.
En el retraso de la firma ha podido influir que el 18 de febrero, seis días después de la aprobación del Parlamento marroquí, Mohamed VI emprendió una larga gira por diversos países africanos, uno de los viajes de trabajo más largos del monarca en los últimos años y que concluyó el 13 de marzo.
Pero ese mismo día convocó un Consejo de Ministros, en cuya agenda no se incluyó la rúbrica del acuerdo.
"Para él no será importante, me gustaría contarle lo importante que es para nosotros", se lamenta Alfonso Reyes, patrón de la Cofradía de Pescadores de Barbate, la localidad más afectada por la ruptura del último acuerdo y por esta espera.
El protocolo permitirá faenar en aguas marroquíes a 126 barcos europeos, de los que un centenar son españoles, en su mayoría de carácter artesanal y con más de 700 tripulantes, sobre todo de Canarias y Andalucía.
Como contraprestación Marruecos recibirá de la UE unos 40 millones de euros anuales (frente a los 36,1 millones del anterior), a cambio de mayores cuotas de capturas.
En Barbate, localidad en la que la tasa de paro alcanza el 40 por ciento, aguardan para salir al caladero marroquí 24 de los 44 barcos andaluces que se beneficiaran del acuerdo, todos ellos de la provincia de Cádiz.
Lo hacen con la "paciencia que nos ha enseñado la mar" y con la "esperanza" de que el pueblo, cuya economía depende en un 90 por ciento de la pesca, vuelva a llenarse de actividad, dice Alfonso Reyes.
Se calcula que los barcos de Barbate que tendrán licencias para pescar en el caladero marroquí darán faena directa a cuatrocientas familias y harán que la lonja, que el año pasado facturó nueve veces menos que en el último año del acuerdo con Marruecos, vuelva a llenarse de actividad, así como la fábrica de hielo, los descargadores, los transportistas y otros sectores porque cada puesto de trabajo directo en el mar crea cinco indirectos en tierra.
"Nos hace mucha falta volver", dice el patrón mayor, que pide al monarca que "agilice todo lo que pueda" la firma del acuerdo y se acuerde de que "somos pueblos hermanos".
La rúbrica, según Pedro Maza, "no debe tardar ya". De hecho los negociadores han indicado que entrará en vigor en abril.
Mientras tanto, el sector prepara los trámites administrativos para obtener las licencias que les permitan ir al caladero y se ha dejado para más tarde la negociación de "flecos" técnicos pendientes, entre ellos el que afecta a los tripulantes marroquíes.
El anterior acuerdo estipulaba que cada barco debía emplear a dos y el actual a tres. Marruecos quiere enviar su listado de quienes deben ser contratados, mientras que, por ejemplo en Barbate, quieren que se incluya a los que ya han trabajado durante muchos años con ellos e incluso viven ya en la localidad.
Es la primera vez que el acuerdo no entra en vigor de forma inmediata ya que, en esta ocasión, se ha preferido cumplir todos los trámites para evitar problemas antes de volver a echarse a la mar.