Hay dibujos que por más que se perfilen no hacen sino mostrar la misma ilustración de antaño. Mismas sensaciones y mejores expectativas. El equipo de Carlos Camacho, fiel a su estilo, se va versionando y dando sitio a nuevas caras y sigue siendo él mismo, sin renunciar a nada.
Es más, nada ha cambiado. Ni falta de hambre ni falta de motivación. La manita al Guadalcacín ratifica que este equipo no se le ha olvidado todo lo aprendido. Que es mucho.
El segundo partido de la pretemporada -el primero se venció ante el San José Obrero (0-2)- ante su público resultó para dar minutos a jugadores canteranos con los que deben ser la columna vertebral del equipo, una mezcla que viendo el juego y el resultado obtenido, ofreció lo mejor de sí.