Hacía muchos años que el casco antiguo barbateño no brillaba con luz propia. Gracias a las velas que desde Vejer envió el andalucista Antonio Roldán, y a los artistas flamencos que encendieron fuego y silencio, el pueblo de Barbate y sus turistas pudieron disfrutar el pasado sábado de una noche inolvidable.
Sobre las diez y cuarto, las luces de las farolas se apagaban para dar comienzo desde la plaza Carlos Cano a la presentación poética flamenca a cargo de Sergio Román, delegado de Cultura, Juan Ramón Jiménez, uno de los promotores de la velada, al cantaor local Ramón Heredia y a la bailaora barbateña afincada en Jerez, Ana Valencia. Los cuatro daban comienzo al recorrido que pasaba por la plaza de las Rosas y desembocaba en la calle Real; de ahí se subía a la calle de la Oliva por la calle Castelar. Allí, esquinados y a ras del suelo, Beli Sánchez y el gran Nono García deleitaban al público que se aglomeraba por las calles del Barbate más ancestral.
A continuación en la plaza Farruco y bajo el silencio del respetable, Ramón Heredia, Juan Ramón Jiménez, Ana Florido y Ana Valencia hacían gozar a un público que no se contuvo cuando el gitano barbateño les hizo cantar uno de sus temas más conocidos. Los asistentes coreaban “Y mi corazón será, será para ti…” convirtiéndose la velada en una unión mágica entre público y artistas.
Los bailaores Christian y Angelita, venidos desde La Línea, pusieron el broche final al escenario de la plaza Farruco. La comitiva flamenca continuaba por la calle de la Oliva hasta llegar a los tres arcos, junto al mítico bar La tienda. Desde ese entorno inigualable, María del Mar Ramos acompañada por Nono García, embrujaban al personal, así , a pelo, llenando de duende el lugar.
Para finalizar, en la peña flamenca tuvo lugar el concierto del grupo argentino-chileno La negra Candela, que entusiasmó y provocó mil y una emociones a la multitud que se congregó en la histórica peña. Difícil calcular la cantidad de gente que se acercó a esta primera velada flamenca, que no fue poca, lo que sí se pudo calcular y valorar desde la Delegación de Cultura fue la aceptación con la que el público recibió una noche mágica que pasará a la historia de Barbate como la noche en la que el casco antiguo del pueblo volvió a encender la llama de la ilusión y del reconocimiento.
Desde el Ayuntamiento barbateño se quiere dar las gracias a todos los vecinos que ayudaron, adecentaron sus patios y calles y participaron en la velada, al equipo de cultura, a la peña flamenca, y por supuesto al pueblo de Barbate, por ayudar a la nueva corporación a levantar al pueblo poniendo su granito de arena y encendiendo en cada vela la imparable mecha cultural con la que últimamente billa Barbate.