Las inmobiliarias trataron de salvar la fuerte caída de su negocio promotor con la venta principalmente de suelo residencial, pero también de edificios en patrimonio, lo que en muchos casos les condujo a una caída de los ingresos por alquiler.
Esta situación ha llevado a las compañías del sector a adoptar asimismo una actitud prudente frente a nuevos proyectos, lo que les ha llevado a reconsiderar algunos de los que ya tenían previstos o en marcha.
Sólo Colonial, Reyal-Urbis y Testa terminaron el trimestre en positivo y en el caso de las dos primeras las ganancias fueron posibles por la venta de suelo residencial y por el crédito fiscal con el que compensaron las pérdidas registradas antes de impuestos.
Tras superar un año 2008 de pérdidas multimillonarias derivadas de la depreciación en el mercado de sus inmuebles, Colonial continuó durante el primer trimestre con su estrategia de disminuir progresivamente su cartera de activos residenciales.
Así, la inmobiliaria aumentó más del 30% la facturación procedente de la venta de suelo y viviendas, operaciones que en muchos casos se realizaron con entidades acreedoras para cancelar créditos.
El traspaso de suelo también permitió a Reyal-Urbis compensar el desplome de la actividad promotora, lo que unido a una política de contención de gasto permitió a la compañía ajustar un resultado que finalmente fue positivo por el crédito fiscal.