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Jude Law: interpretar al papa ha sido un desafío, pero lleno de placer

La serie, explica el actor británico, muestra caras muy diferentes de este ficticio Pío XIII, el primer papa estadounidense

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  • Sorrentino y Law -

Hacer del papa en "The Young Pope" ha sido uno de los papeles más difíciles a los que se ha enfrentado Jude Law. "Fue un desafío, pero también lleno de placer", asegura el actor en una entrevista con Efe en Venecia, donde se ha presentado esta miniserie dirigida por Paolo Sorrentino.

Un trabajo que le ha hecho sentir durante más de siete meses la responsabilidad de interpretar a un personaje complejo y al que en la pantalla se le ve atravesar buenos y malos momentos, incluidos "maravillosos momentos de redención y de cuestionamiento".

La serie, explica el actor británico, muestra caras muy diferentes de este ficticio Pío XIII, el primer papa estadounidense, de su recorrido vital como hombre y como papa.

"A veces se siente orgulloso y está feliz de ser una persona de estar en una posición de poder y usa esa posición de forma sabia y adecuada. Otras dice cosas muy duras, malas (...) Es algo que nos pasa a todos cada día".

Y son todas esas caras del personaje lo que le atrajo al proyecto, aunque reconoce que habría aceptado "solo porque era Paolo Sorrentino el que estaba detrás".

"Realmente quería trabajar con él y la obra era maravilloso, un personaje complicado de interpretar, la oportunidad de trabajar en Roma que de otra forma no hubiera tenido. Y creo que también estaba fascinado con la idea de interpretar un personaje durante nueve o diez horas", explica el actor.

Hasta este trabajo, todo lo que había hecho eran obras de teatro o películas de una duración normal, de unas dos horas. "Seguir el viaje de un personaje en un largo periodo era un desafío, una oportunidad de entrar en detalles de forma que no haces cuando tienes una historia de 90 o 100 minutos".

No le importó que la serie girara sobre una figura tan venerada por millones de personas y sobre la que Sorrentino da una visión tan particular como crítica, en un contexto además en el que lo real y lo irreal se mezclan, un tono irreverente habitual en el cine del realizador italiano pero que en este caso puede no gustar a todo el mundo.

"Nunca piensas en las críticas cuando trabajas, tienes que ser creativo, abierto, optimista, tienes que creer en la obra", aseguró Law convencido.

Para él los problemas a la hora de interpretar al papa fueron principalmente de carácter práctico.

"Uno fue tener un sentido claro de la historia del personaje. Paolo me instó a interpretar al hombre y no a la figura", explica Law, que tuvo que construir un personaje muy contradictorio, que se rige por una compleja lista de reglas para sobrevivir y triunfar.

Tampoco fue fácil aprender latín, reconoce.

"Mi colegio -asegura entre risas- no fue lo bastante bueno para enseñarme el latín. Fui a un mal colegio. En realidad no aprendí nada, menos aún latín".

Pero más allá de esos problemas, agrega, la serie trata de "la celebración de la iglesia católica y de la fe, a la vez que cuestiona esa fe. Estoy deseando que la gente lo vea".

A sus 43 años y nominado para dos Óscar por "El talento de Mr. Ripley" (1999) y "Cold Mountain" (2003), el actor está feliz con el resultado de una serie en la que ha estado rodeado de actores como Diane Keaton, Cécile de France, Silvio Orlando, Ludivine Sagnier o James Cromwell.

"Una combinación muy interesante, una verdadera celebración europea, aunque yo sea estadounidense en el filme y Diane también", explica Law, que además compartió muchas de sus escenas con el español Javier Cámara, con el que mantiene una relación estupenda.

"Era una felicidad tenerle en el filme. Es una de esas personas que llega al set y es como una luz y hace a todo el mundo muy feliz. Es un gran tipo", asegura.

Y sobre Sorrentino sigue con las alabanzas. "Es imposible no adorarle, es genial, transparente y con gran inspiración. Es muy agradable estar un filme en el que el director sabe lo que quiere y tú le das lo que quiere. Hace todo muy armonioso".

Entre tantas bondades, ríe al recordar el único día terrible de rodaje, en agosto y en Roma. "Con un calor espantoso, llevando todas esas ropas e intentando parar el río de sudor que corría por mi cara", comenta.

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