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San Fernando

El nombre que debió sonar en la capilla del castillo de San Romualdo

Nada hubiera ocurrido sin la perseverancia del concejal Manuel María de Bernardo, del alcalde Manuel María de Bernardo. Nadie lo nombró este jueves.

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Dieciocho años de trámites administrativos, expropiaciones, intervenciones arqueológicas y arquitectónicas han sido necesarios para llegar aquí, para desnudar esta fortificación de aquellas construcciones  añadidas que, con el paso de los siglos, habían ido ocultando el aspecto original de este castillo de principios del Siglo XIV.

Son palabras del primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de San Fernando durante el acto de inauguración del Museo Histórico –una muestra- que tuvo lugar este jueves.

En diciembre de 1998 el Ayuntamiento adquirió las fincas correspondientes al propio castillo y a sus zonas anexas, en marzo de 2002 tuvo lugar la adquisición de las dos fincas de la zona este correspondientes a la zona verde anexa y en junio de 2002 se aprobó definitivamente en Pleno el proyecto para la expropiación de nueve fincas colindantes. Luego vinieron los años de investigación arqueológica y de complejas obras de rehabilitación.

“Es de justicia agradecer el trabajo de todos aquellos que en estas casi dos décadas hemos estado implicados en la recuperación de nuestro castillo, desde los alcaldes que lideraron este proyecto a los concejales, funcionarios y técnicos que participaron en su desarrollo”, dijo Romero.

“A ojos de todos nosotros permanecía desapercibido y desconocido un castillo de incalculable valor patrimonial, que se erigió a imagen de un ribat islámico a pesar de estar ya enmarcado en el dominio cristiano. Una fortificación que nació para facilitar la vigilancia y la defensa de nuestro Puente Suazo como única vía de acceso a La Isla”.

Un castillo cuyo interior actuó a lo largo del Siglo XX como taller de carpintería metálica y cristalería, almacén de lubricantes industriales, mesón, vivienda y criadero y reñidero de gallos. Una fortificación cuyo solar exterior desde mediados del mismo siglo fue lugar para cine de verano, salón de baile, almacén de materiales de construcción y garaje para los vehículos del Servicio de Limpieza Municipal. “¿Qué no habrán contemplado estos muros? Hoy, en pleno Siglo XXI, el Castillo por fin es visible y ha recuperado los fines culturales que le pertenecen”, se preguntaba el concejal andalucista.

Luego habló del propio fondo histórico y arqueológico, expuesto a disposición ciudadana. Más allá de su valor, el recorrido cronológico de este fondo confirma la constante capacidad de los distintos asentamientos humanos que en esta zona residían para irse adaptando a los tiempos que les tocó vivir. La virtud para ser resiliente incluso antes de que el propio término se acuñara. 'Mutatis Mutandis', 'Cambiando lo que haya que cambiar'.

“Iniciamos nuestra visita en la Prehistoria, con los restos del Yacimiento del Campo de Hockey que presiden, fundidos en su eterno abrazo 'Los Enamorados', la pieza más reconocida y reconocible de esta exposición. En esta etapa era realmente una Isla, aislada de tierra firme, pescadora, mariscaora y comunicada en las primeras navegaciones, como evidencian los objetos de procedencia remota en los ajuares funerarios del yacimiento”.

Se pasa luego a la Edad Antigua, la época fenicio-púnica, una urbe centrada en las conserveras de pescado y en los talleres de envases alfareros: las ánforas. Una Isla alfarera.

Continúa con la Época Clásica, con Grecia y Roma y con una Isla industrial. Con las factorías de Gades, el barrio productor principal de la gran urbe, en las que destaca la presencia del Templo de Hércules, vinculado a la propiedad de estas grandes industrias productoras y exportadoras de los salazones de atunes.

La Etapa Islámica recupera una Isla agrícola y pescadora, defensora de los accesos terrestres a la ciudad de Cadix, y la Reconquista Cristiana trae, desde el Siglo XIII, una Isla agrícola, en la que destaca la producción de vinos y la restauración de almadrabas. Precisamente, para custodiar todo ello, y también para controlar los accesos continentales, se reconstruye este Castillo de San Romualdo.

“La propia Historia, y con ello esta exposicón, nos demuestra que La Isla siempre ha sido capaz de reinventarse a sí misma. Así fue y así seguirá siendo”.

También reserva este castillo un área para albergar exposiciones temporales, un espacio en el que este año el protagonista será un ciclo de exposiciones que incidirá sobre las relaciones pasadas y presentes entre España y Marruecos, principalmente de índole cultural.

Para esta iniciativa el Ayuntamiento contará con la colaboración de la Junta de Andalucía, la Diputación Provincial de Cádiz, las Universidades de Cádiz y de Tetuán y la Fundación Tres Culturas.

Al mismo tiempo, el castillo y su patio, seguirán entre los espacios imprescindibles de la agenda cultural de la ciudad gracias a iniciativas ya asentadas como 'Las Noches del Castillo' y la 'Semana de la Música' y de otras nuevas como actividades de animación y visitas teatralizadas.

“Este espacio nos anima a conocer nuestro pasado, cual atalaya privilegiada, para desde la misma seguir construyendo el futuro de San Fernando. Nos invita a que nuestros hijos conozcan la historia de esta tierra, que la abracemos como se abrazan 'Los Enamorados' del Yacimiento del Campo de Hockey, y de que se sientan orgullosos de formar parte de esta comunidad”.

“Hoy estamos de enhorabuena. Hoy, tal y como prometimos, San Fernando abre las puertas del castillo que se merece, situado en el mismo inicio de nuestro Camino Real, el del Museo Naval; el de la Iglesia Mayor Parroquial, sede del Juramento de Las Cortes de 1810; el del Centro de Congresos y Exposiciones Cortes de la Real Isla de León; el del Real Teatro de Las Cortes, Capital de la Libertad; el de nuestro Ayuntamiento; el de la Castrense Parroquia de San Francisco; el de la Casa Lazaga; el de la Compañía de María; el de la Iglesia del Carmen, hogar de nuestra Patrona; y el del Patio Cambiazo, entre otros hitos patrimoniales e históricos. El camino que nos lleva hacia la Cultura, hacia el conocimiento y por tanto hacia la generación de oportunidades y hacia el progreso”.

Todo eso dijo el ahora primer teniente de alcalde, no personalizando, lo cual no es ni bueno ni malo salvo cuando ha habido una persona que ha destacado sobremanera para que el castillo sea una realidad.

El nombre de Manuel María de Bernardo, desde su etapa de concejal hasta la de alcalde, ha estado detrás de este proyecto, perseverante, superando escollos, tirando barreras y convirtiendose en el alma mater de un proyecto que le otorga un plus de categoría a la ciudad.

“Un castillo cuyo interior actuó a lo largo del Siglo XX como taller de carpintería metálica y cristalería, almacén de lubricantes industriales, mesón, vivienda y criadero y reñidero de gallos”. Un elemento sin sentido en la ciudad al que Manuel de Bernardo dio sentido.

Su nombre debió sonar en el acto de inauguración del Castillo-Museo. Se lo merecía. Su nombre y equilibrando la balanza, el hecho de que sobre los restos de una necrópolis de incalculable valor se asiente un campo de hockey. De primera categoría, cierto. Pero sobre un tesoro que nadie quiso valorar.

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