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“Somos seis hermanos y el Carnaval siempre ha estado en casa”

Gerardo Medina es el pregonero del Carnaval 2017 en Arcos

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  • Gerardo Medina en Ondaluz TV. -

Con solo mirarlo a la cara, imaginárselo con coloretes y una peluca blanca..., uno evoca ciertamente el Carnaval de sus recuerdos. Gerardo Medina es tan del Carnaval como lo es de su ciudad, tan nuestro como tan suyo si de lo que se trata es de Carnaval. Este año, por fin, será nuestro pregonero de las fiestas. Desde luego, tablas, lo que se dice tablas, no le faltan.

Detrás de Gerardo Medina hay una historia familiar, comenzando por su abuelo que fue Medina ‘maestro de murgas’...
—Él ya salía por los campos en los años veinte del siglo pasado. Mi padre también comenzó a salir por los campos en los años cincuenta y, como mi abuelo, hacía letras, iba por las viñas...  Yo era muy pequeño, pero mi padre ya me llevaba por los ventorillos cantando y donde había murgas. Supongo que mi padre y mi abuelo me metieron el gusanillo.

Cuando llegaba febrero, digo yo, sería una alegría en la familia. ¿Cómo vivíais en casa el Carnaval?
—A toda la familia nos ha gustado el Carnaval. Cuando hacíamos una fiesta o íbamos al campo, siempre acabábamos cantando algunas coplillas, algunas que cantaba mi padre... Cuando llegaba el Carnaval, todos nos difrazábamos, seguíamos el concurso de agrupaciones de Cádiz... Recuerdo que mi padre nos llevaba a Bornos a ver las agrupaciones, la cabalgata. Somos seis hermanos y el Carnaval siempre ha estado en mi casa.

Tu abuelo y tu padre conocieron otra época muy distinta del Carnaval...
—Mi padre me contaba cosas que te dejaban de piedra: por nada a uno le pegaban una bofetada en la calle, para quitarle unas gafas o cualquier otro motivo de disfraz. Quienes escribían letras estaban obligados a ir al Ayuntamiento para que el censor de turno las revisara. Pero también es cierto que esos autores utilizaban sus triquiñuelas, ya que llevaban al Ayuntamientos unas letras y después cantaban otras, más picantes y críticas, pero que tenían que cantar con cuidado.

Y además practicaban los llamados ‘cruces’...
—Se juntaban dos y hacían unos cruces de letras. Después se veía quién gustaba más...
Hablas de tus raíces, pero en tu caso te iniciaste en los años ochenta. ¿Cómo era aquella época?
—Recuerdo la época del bar La Bodeguilla, que regentaba Miguel, el hermano de Salvador Pérez Salas. Allí nos reuníamos los amigos, las novias... Siempre acabábamos cantando fuera la época del año que fuera. En Arcos se cogió el Carnaval con muchas ganas. En 1986 fue la primera cabalgata y eso fue un bombazo. Salimos de La Bodeguilla unos cuantos y la gente se nos fue arrimando y entusiasmando. La Corredera terminó llena de gente, como nunca.

Los arcenses de cierta edad recuerdan años grandiosos para el Carnaval, pero también para las agrupaciones...
—Yo no estuve en la chirigota Los Pasotas de Basto, pero sí después en Los Guerreros del Antigas, en los Marco Polo... Ahora los escucho y pienso que me gusta más que lo nuevo.

También estuviste en España La vieja, Los kiovitas, El Chullito de enmedio...
—El Lago de los chismes... Estuve solo con Pepe Olivera tres años saliendo, que nos llamábamos Los No, porque se pedía entonces No a la droga, no a la guerra, no a la contaminación... Otro año nos llamamos el trío La la la. Después hubo un paréntesis, pero llegaron Las Niñas del Telecupón, El Lago de los chismes... 

Porque tu corazón es sobre todo de chirigotero...
—Sí, aunque también me gusta mucho la comparsa porque me gusta cantar. En los grupos en que he estado, con Salvador Pérez, Pedro Cambayá, Juan Manuel Barroso, Pepe Olivera..., siempre han sido chirigotas. Si alguna vez nos hubiéramos propuesto hacer una comparsa la habríamos hecho sin problemas. 

Con 25 años de experiencia en distintas agrupaciones, seguro que no te faltan motivos para inspirarte para el pregón... ¿Guardas algún recuerdo especial de alguna agrupación?
—Hombre. Con tan solo 16 años yo estaba en Los Guerreros del Antigas que llegó al teatro Falla. En mi caso, fue llegar al Carnaval e ir al Falla. No fue una experiencia tan grata, pero sí una experiencia. Allí hay mucha tensión y cuando estás en la puerta te quedas con la cara un poco rota. Después volvimos al Falla otras veces.

Bueno, estaba el Falla pero también el concurso de agrupaciones Sierra de Cádiz en Arcos. ¡Qué años aquellos!
—El concurso le dio mucho auge al Carnaval en aquellos tiempos. Ahora es otra historia. No sé lo que pasó, pero había una revolución con el Carnaval. Había que comprar con antelación las entradas y había una gran expectación con la final, y no siempre eran agrupaciones potentes. Ahora cuesta trabajo llenar el Olivares Veas y entonces se llenaba el Imperial Cinema que, evidentemente, era un recinto mucho más amplio. En el Imperial Cinema se hacían unas presentaciones espectaculares, con grandes escenarios y montajes. Ahora no hay tanto esmero. Las agrupaciones se limitan a ensayar un par de meses antes de Carnaval. Nosotros, antes de feria, ya estábamos ensayando.

Una época floreciente del Carnaval, pero ¿qué ocurrió para que el tinglado se viniera abajo?
—Las agrupaciones ya exigen unas cosas que no van con el Carnaval, los problemas del dinero, de las subvenciones... El Carnaval no es eso. A nosotros nos costaba dinero y si no lo teníamos nos buscábamos la vida. Ahora hay comentarios de agrupaciones que dicen van por libre. Pero una agrupación no es para un mes. El que ensaya varios meses se apunta a todo porque lo ha trabajado. Si el Ayuntamiento ofrece un dinero, cojámoslo y vayamos a cantar donde haga falta.

Y que se haya retomado el concurso, ¿qué te ha parecido?
—No me ha parecido bien del todo. Ya se lo comenté al delegado Raúl. De hecho, ya estamos viendo a grupos que no se quieren apuntar. ¿Para qué queremos un concurso para la gente de fuera?  Además, estamos viendo que al público le cuesta ir al teatro Olivares Veas. La gente no participa y si el teatro se llena será en la final. Si las sesiones no se llenan, algo no va bien. Lo ideal sería que cada día hubiera un grupo de Arcos, al menos con la familia habría público. Ojalá se llenara el teatro.

Hablemos de tu pregón. Te lo habían propuesto anteriormente, pero nunca había ocasión. El pasado año falleció tu padre... Este año no te podías ‘escapar’...
—O no tenía ganas o no tenía ideas, y el año pasado lo de mi padre. Cumplí 25 años hace dos, con la agrupación de Eloísa Guerrero tocando el bombo. Pensé que el año siguiente daría el pregón, pero no pudo ser.  Creo que para fomentar el Carnaval hay que empezar por los niños y Eloísa Guerrero ha hecho un gran trabajo.

Sé que no quieres desvelar detalle alguno de tu pregón, pero sí es cierto que estarás bien acompañado... Creo que hasta tu hija estará muy cerca de ti.
—Le echado el compromiso a antiguos compañeros y mi hija Alba, sí, estará conmigo. La experiencia estará presente en el pregón, como también la historia de mi  familia.

¿Y que se solape el pregón con el Carnavalito?
—Me parece muy bien, porque la gente continúa pasándolo bien en el casco antiguo. Al ser al aire libre, la gente no aguanta tanto como en los tiempos del Imperial Cinema, por eso hay que darle algo más a la juventud y al público en general. 

Con todo lo que hemos hablado, ¿qué futuro auguras al Carnaval de Arcos?
—No lo sé. Hay cosas que tendrían que cambiar, sobre todo la actitud de los componentes de los grupos. Si ensayas tienes que participar en los actos que se convoquen... Es lo normal, porque son actos del Carnaval para el pueblo. Lo que es de pena es que haya que  buscar agrupaciones fuera habiendo varias en Arcos. Arcos tendrá Carnaval hasta que quiera.

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