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Inicia una huelga de hambre ante Defensa tras ser despedido

El isleño Francisco Javier Fontao fue despedido en marzo de 2016 tras sufrir un accidente en un 'hummer' que le destrozó la pierna derecha.

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  • Quiere que se reabra su caso y lo único que pide es volver a trabajar en las Fuerzas Armadas
  • Actualmente se encuentra en situación de desempleo, vive en Chiclana y es padre de dos niños.

El isleño Francisco Javier Fontao González ha iniciado este lunes una huelga de hambre ante el Ministerio de Defensa para que se reabra su caso y poder seguir trabajando en la profesión que escogió cuando tenía 18 años: su carrera militar.

La historia de Francisco Javier se remonta a octubre de 2007 cuando ingresó en las Fuerzas Armadas cargado de ilusión y de proyectos, pero todo se fue al traste en unas maniobras en la sierra del Retín en noviembre de 2011. Montado encima de un vehículo hummer con una ametralladora, al parecer, por un exceso de velocidad por la zona en la que transitaba unido a la falta de visibilidad derivó en que el coche volcase al realizar una maniobra cuando otro vehículo venía de frente. El infortunio quiso que su pierna derecha quedase atrapada debajo del hummer y ahí dio comienzo su calvario personal.

Una vez trasladado al Hospital de San Carlos y tras recibir numerosas visitas de sus mandos, su situación en las Fuerzas Armadas comenzó a torcerse desde un primer momento. En primer lugar, el seguro del hummer no respondía del accidente al no haber ocurrido en una carretera convencional, sino en una zona de maniobras.

Mientras, las lesiones que había sufrido en la pierna se iban complicando e incluso tuvo que ser tratado de una necrosis en un centro médico de Chiclana, localidad en la que vive con su mujer y dos niños.

Posteriormente, la Armada inició contra él un expediente extraordinario de aptitud psicofísica -poco menos que la antesala de enseñarle la puerta de salida-, los meses pasaron hasta que la junta médica pericial estimó que finalmente podía trabajar aunque con limitaciones. El siguiente paso fue destinarlo al Tercio de Armada en San Fernando, donde desde un primer momento le volvieron a dar la baja y se inició un nuevo expediente extraordinario de aptitud psicofísica, es decir, la junta médica pasó de considerarlo apto a lo contrario cuando ya iba caminando apoyado en un bastón.

Todo el procedimiento derivó en que se le reconociese una minusvalía del 15 por ciento y en marzo del 2016 le notifican su cese de las Fuerzas Armadas con 30.000 euros de indemnización.

Actualmente se encuentra en el paro con una casa que mantener y lo único que pide es ser readmitido en las Fuerzas Armadas, que se reabra caso y pasar un nuevo reconocimiento médico acorde a la situación actual en la que se encuentra.

En Madrid está acompañado por su madre y, tal y como comentaba a este medio, “el primer día lo estoy llevando bastante bien”, a la vez de agradecer las numerosas muestras de apoyo que ha recibido vía redes sociales cuando se caso ha salido a la luz.

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