Consuelo es su nombre y consuelo es lo que busca. Un consuelo que no ha recibido ni de las autoridades ni de los concesionarios de la carpa. Así se llama la madre del joven que el lunes de coros de Carnaval recibía un puñetazo en la puerta de los cuartos de baño de la carpa de Carnaval. Un suceso que ha derivado en la denuncia en la Comisaría de la Policía Nacional, después de verse desamparados tanto por parte de la seguridad de la carpa como de la propia Policía Local.
Esta madre ha estado centrada en la intervención quirúrgica de su hijo durante estos días pasados, pero el asunto “ya está en manos de mi abogado. Lo que no vamos a permitir es que se echen balones fuera y se escurra el bulto”. En ese sentido hace referencia a que aunque en un principio el concesionario de la carpa se puso en contacto con la familia, “después no ha dado señales de vida”. Consuelo insiste en que “no quiero responsabilidades civiles, solo quiero que se identifique al agresor”.
Al joven agredido, de 30 años, licenciado en Derecho, gaditano, residente en Málaga, lo intervinieron el viernes y está recuperándose, afirma su madre, quien aclara que tenía rota “la órbita del ojo, la nariz y el maxilar”.
El joven asegura que mientras esperaba en el baño para entrar, recibió un puñetazo que “no se esperaba, por la espalda. Creía que se estaba cayendo el techo de los baños e instintivamente se protegió la cara y cabeza”. Según el relato de esta madre, “mi hijo intentó quedarse de pie porque sabía que si caía al suelo sería su perdición”. Estaba acompañado por un amigo en la cola del baño, mientras que gracias a un tercer amigo de este joven que salía del baño se pudo evitar al agresor, que “salió por su propio pie de la carpa”.
Tras la agresión, “salió de la carpa con la ayuda de su amigo, se dirigió al guardia de seguridad, que a su vez lo derivó a la Policía Nacional y ésta al dispositivo sanitario, que lo traslada en ambulancia al Puerta del Mar”.
Para Consuelo, que lleva desde la semana pasada metida en el hospital, en todo lo ocurrido, donde “no hemos recibido el apoyo de ningún representante político, ni de nadie relacionado con la carpa, ni con la Policía Local, existe otro asunto muy importante que es el impacto psicológico que ha recibido mi hijo con esa agresión”. Para su familia, este hecho no se puede “quedar así porque al final podría haber ocurrido una desgracia aún peor”.
