El presidente estadounidense, Donald Trump, ha invitado a su homólogo filipino, Rodrigo Duterte, a visitar Washington, durante una conversación telefónica entre ambos para hablar de la crisis norcoreana, anunció la Casa Blanca en un comunicado que recogen medios locales.
"Ha sido una conversación muy amistosa en la que los dos dirigentes han hablado de las preocupaciones de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) sobre la seguridad regional, en particular la amenaza que supone Corea del Norte", aseguran las fuentes.
Trump ha invitado a Duterte a la "Casa Blanca para hablar de la importancia de la alianza Estados Unidos-Filipinas", añade la fuente, que no concretan la fecha de la visita.
La región del Sudeste Asiático registra una escalada de tensión provocada por el nuevo lanzamiento el sábado de un misil al mar por parte de Corea del Norte.
"Este tipo quiere acabar con el mundo. No hay que entrar en su juego", había expresado Duterte en una cumbre de líderes de la ASEAN en Manila acerca del líder norcoreano, Kim Jong-un, horas antes de hablar con Trump por teléfono.
Duterte aseguró en ese foro que pediría en su conversación telefónica al presidente de EE.UU. que ejerza la autocontención y no provoque una guerra que podría tener "consecuencias catastróficas para toda la región de Asia y el mundo".
En su conversación, según la Casa Blanca, Trump y Duterte también hablaron "del hecho de que el Gobierno filipino lucha fuertemente para librar a su país de la droga, una lacra que afecta a muchos países en el mundo".
El presidente filipino es el impulsor de la polémica "guerra antidroga" que ha causado más de 7.000 muertes en su país desde el pasado junio.
Trump "ha apreciado la conversación" que ha tenido con Duterte y se alegra de poder asistir a la cumbre EEUU-ASEAN que se celebrará en Filipinas en noviembre, añadió la Presidencia estadounidense en el comunicado.
Esa cumbre será la segunda que celebra este año ASEAN, que cumple medio siglo de existencia, y a la que también está previsto que asistan los presidentes de China y Corea del Sur, así como los primeros ministros de Australia, la India y Japón.