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16/06/2024
 
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Torremolinos

La Alcaldesa Honoraria de Torremolinos

Torremolinos no es sólo turismo, fiesta, deportes, playa y sol. Es también arte, cultura, crisol de civilizaciones. En estas crónicas, Jesús Antonio San Martín, desarrolla lo más representativo del ayer y el hoy de Torremolinos.

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  • El ritual mariano alcanza su cenit en Torremolinos cuando la imagen de la Virgen del Carmen se procesiona por el mar. -
El título de Alcaldesa Honoraria de Torremolinos lo ostenta desde hace unos años la Virgen del Carmen, a su vez Patrona del municipio, como patrona es de tantos municipios españoles, en su mayoría costeros, donde la devoción marinera se manifiesta en todo su esplendor. No en vano a la del Carmen se la considera Reina y Estrella del Mar. Resalta su fervor con especial magnificencia en el barrio marinero de La Carihuela, particularmente durante la solemne procesión de la imagen patronal por la playa. Tras la ceremonia religiosa que en impresionante silencio y piedad se oficia en la misma orilla, el ritual mariano alcanza su cenit cuando la Señora de las Aguas es introducida y procesionada por el mar en una barca ricamente engalanada, a la caída de la tarde, mientras le acompasan las roncas eufonías de las sirenas de los barcos pesqueros, que en celebración tan singular se han hecho genuino coro de ángeles.
Tiene su residencia en Torremolinos, desde el primer tercio del siglo pasado, una comunidad de Carmelitas Descalzas que se desviven por atender a las personas ancianas felizmente acogidas entre sus muros. Celebran su fiesta patronal, como el pueblo de Torremolinos, cada 16 de julio. El Carmen está presente asimismo en la parroquia del mismo nombre, en La Carihuela, desde donde sale la multitudinaria comitiva carmelitana formada por el entero y blanco pueblo marinero que tan pía y estremecedoramente se adentra en la playa y en el mar en día tan señalado. Y también detentan la mariana denominación la olímpica piscina "Virgen del Carmen I", acuática gloria del municipio, y la "Virgen del Carmen II", saludable ensueño de nuestros mayores. Una Virgen del Carmen emerge triunfal de las aguas del lago de La Batería. Carmen es nombre que reposa en la cuna de las aguas, nombre que etimológicamente significa "jardín", como el vergel de donde fluyen las aguas con que Torremolinos riega huertos y dispensa vida. Carmen es, providencialmente, nombre cuyas cuatro últimas letras entran en el paradisíaco topónimo de "Torremolinos". El Carmen se ha hecho, en el corazón ardiente del verano, corazón de agua en Torremolinos y pasión de sol en el corazón de los torremolinenses.
La veneración universal a la Virgen del Carmen se originó en el monte Carmelo de la antigua Palestina. El monte en cuestión estaba cubierto de frondosa vegetación en otros tiempos. En sus laderas se abren innumerables cuevas que fueron refugio de gentes que huían de los ejércitos invasores. El Carmelo protagonizó hacia el siglo IX antes de nuestra era el mortal desafío del profeta Elías a los sacerdotes de Baal, dios de la lluvia. Estos, tras una sequía de años, se reunieron en el monte para pedir a su divinidad que enviara la fertilizadora lluvia a los campos secos, pero fracasaron en su petición. No así Elías, cuya oración solicitando agua al Dios de Israel fue atendida. El dios Baal tenía probablemente como consorte a la diosa Astoret (la Astarté griega), que fue asimilada por diferentes culturas religiosas y cuyos atributos y nominaciones la Iglesia adoptó y adaptó a María en sus múltiples representaciones devocionales.
Las viejas oquedades del Carmelo fueron aprovechadas por los eremitas, que se desasociaban del mundo y se dedicaban a la vida contemplativa en soledad. En las excavaciones del Carmelo se han hallado ajuares que demuestran que sus cuevas estuvieron habitadas durante siglos. Algunos eclesiásticos creen que ya en el siglo III pudieran haber ocupado las mismas anacoretas cristianos, aunque las primeras evidencias de ocupación cristiana apuntan a épocas posteriores al siglo IV. Es probable que la habitabilidad de las oquedades carmelitas durante los siglos II, III y gran parte del IV se deba a ermitaños de religión mitraica, que tan en boga estuvo en los dominios romanos antes del afianzamiento del cristianismo en el siglo IV por el emperador Constantino. No fue hasta finales de aquel siglo que Teodosio obligó a sus súbditos a abrazar el cristianismo bajo pena de muerte, por lo que no resulta difícil entender que muchos disidentes se obligarían a refugiarse en las cuevas que otrora acogieron a sus antepasados. El monte Carmelo fue uno de los escondites ideales.
En el siglo XII, el monje San Bertoldo instituyó la Orden del Carmelo en el propio monte, Orden que en principio no se acogía a la tutela de virgen alguna. Más tarde el patriarca de Jerusalén, Avogrado, le proporcionó la regla de vida. Cuando los sarracenos invadieron aquellas tierras, muchos carmelitas se obligaron a huir, tras aparecérseles la Virgen María, según se dice, quien prometió ser su Estrella del Mar en la huída. Los cruzados contribuyeron a extender la devoción por Europa. Afamado carmelita fue el inglés Simón Stock, de quien se comenta que en 1251 la Virgen del Carmen le dio el popular escapulario. En España la piedad carmelitana arraigó impulsada por Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Hoy es venerada por pescadores y marineros como Reina y Estrella del Mar esta Virgen del Carmen a quien Torremolinos ha nombrado Patrona y Alcaldesa Honoraria.

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