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San Fernando

La rocambolesca historia (otra) del paseo marítimo de la Magdalena

Fue la compensación al municipio por hacerse cargo de la N-IV pero nunca se terminó porque chocó con la concesión de la arenera junto al Zuazo.

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Año del señor de 1995. El alcalde de la época, Antonio Moreno Olmedo, procede a la inauguración del paseo marítimo de la Magdalena. Son los años de la gran transformación de San Fernando, el paso “de pueblo a ciudad” cuyos logros aún quedan mal que les pese a algunos y aunque toda gestión tenga luces y sombras.    

El Ayuntamiento ya había asumido la titularidad de la antigua carretera Nacional IV a su paso por San Fernando después de tener abierta la Variante paralela a Pery Junquera. Había asumido pero nunca recepcionado, porque todo estaba supeditado a la finalización de las obras de la calle Real.    

Las obras se terminaron y en compensación se construyó el paseo marítimo, aunque ni el paseo marítimo se terminó ni la calle Real se recepcionó nunca por dos motivos diferentes. La calle Real porque no había quedado como el Ayuntamiento había pactado -según el Ayuntamiento- y el paseo marítimo porque no estaba terminado.    

La principal vía de comunicación de la ciudad, eje de la vida social y económica vio cómo pasaban los años sin que nadie arreglara los baches ni las losetas de las calles que a principios del siglo actual ya llevaban sufrido lo suyo.    

Como el Ayuntamiento no llegó a recepcionar oficialmente la calle -todavía no lo ha hecho, por lo que no se sabe cómo construyó la Junta de Andalucía el tranvía sobre suelo no concedido- no podía poner un ladrillo. A todo lo más y en fiestas de guardar, la municipalidad tapaba los huecos de las losetas con zahorra para evitar que alguien se cayera. Y así hasta 2008, cuando comenzaron las obras del tranvía.    

El paseo marítimo seguía la misma estela que la calle compensada. Seguía siendo del Ministerio de Fomento por lo que aunque quisiera arreglarlo el Ayuntamiento -que no estaba por la labor al menos durante el siglo pasado- no podía dejar que un albañil se acercara por allí ni a pasearse.    

Así pasaban los años y así se iban degradando calle Real y paseo de la Magdalena hasta que en 2003, ocho años después, la parte más doliente -que era y es el Ayuntamiento de San Fernando- solicitó al Ministerio de Fomento que la Demarcación de Costas actuara en el paseo y terminara de una vez por todas el tramo que faltaba.    

La respuesta de Costas fue una sorpresa para los responsables municipales. Desde Madrid les dijeron que las competencias sobre tránsito y servidumbre se habían traspasado a la Junta de Andalucía y en concreto a la Agencia Pública de Puertos de Andalucía (APPA).

Un error, dijeron

Desde 2003 hasta la fecha, con los olvidos pertinentes por unos gobiernos y por otros, la situación ha estado enquistada y sigue estándolo porque además del Ayuntamiento, el Ministerio de Fomento a tavés de Costas y la APPA de la Junta de Andalucía anda metida la arenera que hay junto al puente Zuazo.    

¿Y por qué Costas entregó las competencias sobre ese suelo necesario e impidió terminar el paseo? Pues porque Costas cedió las competencias a la APPA “por error”, según explicaron los responsables municipales de la época que se afanaban porque Costas recuperase las competencias, terminara el paseo y lo entregara al municipio.    

Como dice la canción y en La Isla se cumple habida cuenta de la cantidad de proyectos que llevan decenas de años esperando a que pase algo, han pasado veintitrés años desde aquella inauguración y nadie ha puesto una loseta en el paseo marítimo y mucho menos llevarlo hasta el pretil del puente Zuazo que era lo proyectado.    

Los únicos movimientos de materiales que ha habido han sido los propios de llevarse las losetas para arreglar el patio trasero de alguna casa o algún chalecito en las afueras. Amén de los destrozos sin más intención que la de romper el mobiliario público, ejercicio de conocida raigambre en estos y otros tiempos.    

Mientras tanto y según aclaran desde el Ayuntamiento, algo se ha avanzado y se está trabajando en ello. La titularidad del paseo marítimo es municipal pero queda el escollo de siempre, el que originó que el paseo no se terminara, no se recepcionara y no se mantuviera desde el Ayuntamiento de San Fernando como era la intención, al menos desde 2003.    

La titularidad de la arenera sigue siendo el escollo y se trabaja en poder contar con ella si se quiere realizar el ambicioso proyecto municipal para esa zona. Si se quiere realizar bien y completo, porque también puede pasar lo que pasó hace 23 años, que se haga todo menos la esquina que da al puente Zuazo. Esas cosas son posibles, como ejemplos hay a lo largo y ancho del término.    

Resumiendo, que en estos 23 años no se ha movido una loseta por el consabido contencioso y en estos últimos años porque se está a la espera de otro proyecto de más calado que recoge la recuperación de ese espacio. Proyecto fallido Habida cuenta de que el lugar que se pretendía crear nunca se consiguió y el paseo marítimo no fue esa ventana al mar -o al caño- para una ciudad que vivía de espaldas al mar, la ciudadanía apenas se ha percatado de cómo está el dichoso paseo, simplemente se ha acostumbrado a verlo así o ha tenido cosas más importantes en qué pensar.    

Al fin y al cabo el paseo marítimo de la Magdalena o lo que queda de él sólo es perceptible en la Feria del Carmen donde sirve de desahogo físico -espacial y del otro- o lugar indicado para decidir a dónde se tenía que ir la movida y a donde nunca se fue. Porque está muy lejos.    

La balaustrada ya apenas existe en algunos tramos; las losetas están levantadas y hay que ir sorteándolas y de vez en cuando es posible encontrarse con tierra normal y corriente porque las losetas han desaparecido.    

Y no una a una por rotura sino muchas en el mismo sitio. Como se alguien hubiera medido el espacio que quería solar en otro sitio más las que siempre se lleva uno para repuesto.    

En invierno los charcos obligan a extremar las precauciones y por la noche pocos se aventuran a pasear por un lugar donde no se sabe qué sorpresa puede encontrarse.    

Sólo la parte que da al Zaporito sigue prestando servicio habitual al convertirse en un buen lugar para el paseo, sobre todo los usuarios de la Residencia de la Cruz Roja y el personal que los atiende. Pero en horario diurno.

En horario nocturno comienza a entrar en la catalogación de zona no recomendable. Y no por peligrosa sino porque podría herir la sensibilidad de alguien. De alguien extremadamente sensible.   

La esperanza de la EDUSI... y la arenera

La solución al problema del paseo marítimo de la Magdalena puede llegar a través del proyecto que persigue el Gobierno municipal y que se encarrilla a través de los fondos EDUSI, la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado sin abreviar.

El Ayuntamiento de San Fernando cuenta con doce millones de euros para todo el borde entre la barriada Bazán y Gallineras pero una de las actuaciones que se prometen -ojo, prometen- más importantes es la que afecta a la salina de la Magdalena en la que el actual paseo sería el nexo de unión entre la tierra y el agua.

Obviamente, la ocupación de ese espacio con actividad hostelera y de ocio va a obligar a reajustar los usos actuales, aunque acabará con el problema en cuestión. Eso sí, todo el proyecto con sus doce millones de euros y las esperanzas de los socialistas para ganar las elecciones se enfrenta a un obstáculo a tener en cuenta. ¿Cuál? La arenera. Sigue en medio de todo. 

 

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