El de ayer no fue un despertar precisamente tranquilo para los vecinos de las viviendas de la calle Amberes, una vía paralela a la avenida de Arcos situada en las inmediaciones de la Ciudad de los Niños. Dos transformadores eléctricos que abastecen a dos urbanizaciones de esta zona salieron ardiendo por causas que se desconocen en un aparatoso incendio.
Según apuntan desde el Consorcio provincial de Bomberos, a las 6.43 horas de se recibía el aviso en la Sala de Emergencias del 085 alertando de las llamas, que habían originado una columna de humo negro y denso visible en parte de la ciudad, dando lugar a unas temperaturas altísimas, después de que las llamas afectaran al aceite refrigerador de los transformadores en plena calle.
Afortunadamente, pese a lo espectacular del fuego, no se registraron daños personales, pero más de un residente salió de casa alertado al percatarse del suceso, que dejó sin luz a las dos urbanizaciones de viviendas (hasta diez bloques de pisos) hasta pasadas las cuatro de la tarde, que fue cuando se restableció el suministro eléctrico. No fue por tanto una mañana fácil para nadie, pues además se trata de una zona con numerosos comercios y establecimientos hosteleros.
Fueron los mismos bomberos trasladados al lugar los que solicitaron el corte de luz a la compañía eléctrica para poder iniciar la extinción. Paralelamente a las labores para sofocar el fuego propiamente dichas, los efectivos se encargaban de proteger las fachadas de las viviendas próximas, a unos 20 metros, y coches en la zona, con líneas de agua pulverizada, llegando a intervenir hasta once bomberos del Parque de Jerez con cuatro vehículos. Uno de esos coches afectados era el de María José Pacheco, residente de una de las viviendas de la urbanización. Hace sólo 11 días que lo recogió del concesionario y cuando su pareja le llamó por teléfono diciéndole que bajara rápidamente, que su coche estaba junto a los transformadores incendiados y que lo tenía que mover de allí, se temió lo peor.
Media hora antes, él se había asomado por la ventana cuando se levantó porque había oído “jaleo”. Vio que había un incendio, pero aún no había amanecido y no pensó que fuera grave. Su sorpresa llegó a las 7.10 cuando bajó para irse al trabajo y vio que el coche estaba rodeado de bomberos.
“Han salvado mi coche”
“Me quedé en shock, porque vivo en el bloque siguiente donde se produjo el fuego y no suelo aparcar ahí porque me dan mal rollo esas dos casetas, pero no había sitio por ninguna parte y lo dejé allí. Cuando bajé solo atinaba a dar vueltas por el coche a ver si estaba todo bien”, explicaba a este periódico la joven.
Tiene claro que tanto la suerte, como la actuación de los efectivos que estuvieron refrigerándolo todo el tiempo, jugaron a su favor “para todo lo que podría haber ocurrido”. “Lo han salvado los bomberos”, señalaba. El resto de coches se los había llevado la grúa, y fue en ese momento cuando reparó en que tenía una llamada perdida a las seis de la mañana, seguramente de la Policía Local. Aún con el susto en el cuerpo, pudo comprobar que su coche nuevo, con restos de ceniza todavía, tenía sólo daños en la pintura del espejo retrovisor del conductor y un embellecedor, aunque al haberse alcanzado temperaturas tan altas les han recomendado que se cercioren de que no hay daños interiores.