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Siete años por un botellazo a un policía y empujar a otro de un puente

El procesado ha sido condenado en Málaga por un delito de homicidio en grado de tentativa y otro de atentado en concurso con lesiones

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  • Audiencia de Málaga. -
  • El concenado asestó un fuerte golpe en la boca con una botella de crista a uno de los policías que lo conocíal
  • Agredió violentamente a otro agente con puñetazos y mordiscos y lo arrastró a la barandilla del puente para intentar arrojarlo al vacio

Un hombre de 42 años ha sido condenado por la Audiencia Provincial de Málaga a siete años y seis meses de prisión por dar un botellazo a un policía nacional e intentar arrojar a otro agente por un puente tras salir ambos de su servicio en un colegio electoral en junio de 2016.

El procesado ha sido condenado por un delito de homicidio en grado de tentativa y otro de atentado en concurso con lesiones concurriendo la eximente incompleta de anomalía psíquica y el agravante de reincidencia, según la sentencia..

La medianoche del 27 de junio de 2016 uno de los policías afectados iba a su domicilio tras finalizar su servicio en un colegio electoral y tras verlo el procesado, que lo conocía por intervenciones policiales anteriores en las que habían sido detenidos el acusado y su familia, le sonrió y le asestó un fuerte golpe en la boca con una botella de cristal que llevaba en la mano.

Tras el golpe el agente quedó aturdido unos segundos y su rodilla quedó clavada en el suelo pero al ver pasar por las inmediaciones a su compañero de servicio en una motocicleta le gritó que lo detuviera.

El agente soltó la motocicleta y lo persiguió corriendo, al tiempo que le dio el alto en repetidas ocasiones, y logró alcanzarlo cerca de un puente, pero el agresor rompió un objeto de cristal que llevaba y le amenazó con pincharle.

Seguidamente, el acusado agredió violentamente al agente con puñetazos y mordiscos y lo arrastró a la barandilla del puente para intentar arrojarlo al vacio al tiempo que le gritaba "te voy a matar, hijos de puta policías".

Los barrotes de la barandilla estaban bastante separados, por lo que el acusado consiguió a golpes y empujones introducir medio cuerpo del policía fuera del puente, aunque éste se agarraba fuertemente al hierro, y gracias a la presencia de varias patrullas policiales evitaron que lo arrojara.

El procesado está diagnosticado de trastorno de personalidad, esquizofrenia y trastorno de ánimo, patología psiquiátrica crónica de la que estaba en tratamiento en la fecha de los hechos, lo que le afectaba a facultades intelectivas y volitivas pero sin anularlas.

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