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"Estoy rota por dentro, pero todo Cádiz está conmigo"

Juana Cortés, la madre de la joven que fallecía tras dos intervenciones quirúrgicas en La Salud, no quiere que lo ocurrido a su hija "caiga en saco roto"

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A agallas no hay quien gane a una madre. Este es el caso de Juana Cortés, que perdía a su hija tras ser intervenida quirúrgicamente de reafirmamiento mamario y a una abdominoplastia en el Hospital de la Salud en Cádiz. “Estoy rota por dentro. No duermo, ni apenas como, no paro de perder peso. No voy a parar hasta que se haga justicia con mi hija”. Así de tajante se manifiesta Juana Cortés, muy conocida en el movimiento vecinal de la capital gaditana en el que lleva inmersa desde hace 30 años.  

Quiere llegar hasta el final para saber por qué su hija de 33 años ya no se encuentra con ella y con su familia. Aunque el asunto está en manos de los abogados, pendiente del resultado de la autopsia, Juana afirma que no para de “darle vueltas y de recordar los hechos que tuvieron lugar en el momento en el que trajeron a Sandra a la habitación”.

Según el relato de esta madre, la joven “entró en quirófano a las 15.30 horas y a las 20.30 horas ya había terminado la primera intervención. Sobre las 23 horas nos informaron para que fuéramos a hablar con el cirujano, momento en el cual sacaron a Sandra que movió los ojos y nos dijo que tenía frío”. Según el parte que les dio el médico “todo había ido bien y había sangrado poco”.

Al poco tiempo, llevaron a la hija de Juana a la habitación donde los acontecimientos se sucedieron”muy rápido. Vino con gomilla de oxígeno y gotero porque se estaba asfixiando, me dijo muy bajito”. También les dijo que estaba muy cansada y tenía mucho sueño. Por momentos, explica Juana, “estaba cada vez más blanca y con las manos hinchadas y no le encontrábamos el pulso”. A partir de ahí saltaron las alarmas y acudieron los equipos médicos que, según la madre, estuvieron 20 minutos intentando reanimarla, “a los que hay que sumar los 20 minutos que tardaron en atenderla”.

Juana está dolida por la falta de “humanidad del hospital que en ningún momento se preocupó de nosotros y que no se han puesto en contacto para ver cómo estamos. Deberían de haber tenido las narices de acercarse a nosotros después de informarnos sobre su muerte y no que desapareció todo el personal hasta que llegó la policía judicial”.

Juana lleva desde entonces llorando todas las noches pero tiene la fuerza suficiente como para hacer frente a lo que le venga. “Tengo a todo Cádiz conmigo y eso me hace fuerte. Mucha gente del movimiento vecinal, de partidos políticos, del mundo del Carnaval, de las cofradías... No quiero que lo que le ha ocurrido a mi hija caiga en saco roto”.

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