“Su espectáculo es bárbaro, ya porque su ejercicio cría una infinidad de gentes sanguinarias y las más dispuestas para toda la maldad, como son los toreros…”
Sus posibilidades son infinitas desde conciertos a exposiciones, pasando por usos sociales para los vecinos de la zona, cualquier uso es mejor que inundar la arena de sangre; cualquier uso mejor que torturar a un animalNo lo digo yo, lo dice el Conde de Aranda en junio de 1770 al Consejo de Castilla, con vistas a una nueva supresión de corridas, coincidiendo con José Caldaso en su obra Cartas Marruecas en donde arremete contra la fiesta de los toros diciendo “acostumbrándose así los españoles desde niños a pagar dinero para ver derramar sangre y además llamando a esto diversión. Esta especie de barbaridad los hacía sin duda feroces, acostumbrándolos a divertirse con lo que suele causar desmayos a hombres de mucho valor la primera vez que asisten a este espectáculo” .
Desde que empieza la mal llamada fiesta nacional, que según Jovellanos “no ha sido jamás una diversión ni cotidiana ni muy frecuentada, ni en todos los pueblos de España, ni generalmente buscada ni aplaudida……se puede por tanto, calcular que de todo el pueblo de España apenas una centésima parte habrá visto alguna vez ese espectáculo. ¿cómo, pues, se ha pretendido darle el título de diversión nacional? “ ha tenido sus detractores.
La horrible tortura reglada que es una corrida, desde hace siglos ha tenido una fuerte corriente antitaurina, sobre todo en el mundo cultural, y por tanto, forma parte también de nuestra cultura y tradición, aunque los tauricidas pretendan que no se conozcan porque vá en contra de sus intereses: Quevedo, Juan de Mariana, Gabriel Alonso de Herrera, Jovellanos, Cadalso, Unamuno, Larra, Mesonero Romanos, Emilia Pardo Bazán, Carolina Coronado, Blasco Ibáñez, Pío Baroja, Ramón y Cajal, Juan Ramón Jiménez, Modesto Lafuente, Joaquín Costa, Clarín, Azorín, Antonio Machado, Castelar, Silvela y muchos otros, a lo largo de ocho siglos se han manifestado en contra de la tortura de las corridas de toros. Los acusamos de antiespañoles a todos? como es el manido y simple argumento de que echan mano los taurinos.
En el siglo XVIII tuvimos la oportunidad de que desparecieran, como las peleas de perros contra osos, o perros contra toros, tuvimos la ocasión de aprovechar la Ilustración, pero preferimos impermeabilizarnos y nos quedamos en el vagón de cola. Nada de suprimir tortura y sangre, es de lo más divertido!. Pero lo cierto es que desde que tuvo lugar la primera corrida, hombres y mujeres españoles, sin duda alguna, se mostraron contrarios al macabro espectáculo. Podemos decir que fue Alfonso X el Sabio, allá por el siglo XIII en sus Leyes de Partida, el primero que calificó a los toreros, a los que lidian reses por dinero como infames.
Como malagueña, vaya por delante de que no quiero que se destruya ningún patrimonio de Málaga y la Plaza de Toros es un edificio de estilo neomudéjar y me atrevería a decir que precioso, si no tuviese el uso que tiene, debe conservarse, pero no para torturar ni matar. Sus posibilidades son infinitas desde conciertos a exposiciones, pasando por usos sociales para los vecinos de la zona, cualquier uso es mejor que inundar la arena de sangre; cualquier uso mejor que torturar a un animal hervíboro y pacífico, que solo busca volver a su dehesa; cualquier uso mejor que matar becerros, que apenas pueden coordinar sus patas, que lloran llamando a sus madres, a cargo de las escuelas taurinas. ¿cómo es posible torturar, masacrar, acribillar de esa manera a un animal que no es más grande que un mastín? ¿ que necesidad hay de enseñar a jóvenes a matar con tanta crueldad? ¿en serio necesitamos personas así? ¿qué aportan a la sociedad, aparte de su bailoteo en una arena sangrienta y su afición a estoquear todo lo que encuentran?
Me hacen cómplice involuntaria de todo esto, porque lo pagamos los malagueños con nuestros impuestos, porque subvencionamos la tauromaquia con nuestros impuestos y para dar la puntilla, ya que estamos en estas lides, pues para festejar el Domingo de Resurrección, tendremos una corrida donde torturan y matarán a seis animales en el altar de la barbarie y la crueldad. ¿de verdad alguien puede creer que a los santos, a las vírgenes y a los cristos les gusta, les agrada que en su nombre se torture y se mate?.
Carmen Manzano
Pta. de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga