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Sevilla

Sevilla inventó la globalización

La Real Academia de las Buenas Letras y la Fundación Unicaja organizan unas conferencias sobre la primera vuelta al mundo

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  • Monumento a la Circunnavegación. -
  • El catedrático Serrera se pregunta cómo pudieron navegar Magallanes y Elcano sin saber nunca dónde estaban
  • El marino portugués cruzó el “laberinto” del Estrecho en 37 días
  • El viaje costó a la Corona española más de 30 millones de maravedíes, unos 6.000 euros cada año que duró la expedición

Lo que hubieran dado Colón y Magallanes por haber contado en sus expediciones con los mapas que envían hoy día los satélites de la NASA...” Con estas palabras, el catedrático de Historia de América de la Universidad de Sevilla Ramón María Serrera arrancó su conferencia La vuelta al mundo y la cartografía del Renacimiento, impartida dentro del ciclo organizado por la Real Academia Sevillana de las Buenas Letras y patrocinada por la Fundación Unicaja. Todo un éxito de público y un ejemplo de divulgación de una doble gesta, primero la de Cristóbal Colón, con su descubrimiento de América; y luego la de Magallanes y Elcano, con el hallazgo del paso al Pacífico y la primera circunnavegación de la tierra. Una no se entiende si la otra.  

El 10 de agosto de 1519, cinco naves con 250 hombres de diferentes nacionalidades a bordo (españoles, portugueses, holandeses, florentinos...) salieron del Puerto sevillano de las Muelas, donde actualmente están las pistas del Club Labradores, en Los Remedios, con el objetivo de alcanzar el mercado de origen de la especería.

Magallanes había llegado a la ciudad en 1517 desengañado del Rey de Portugal, que no atendió su petición de financiación. La Corona española sí lo hizo. Terminó destinando a la expedición más de 30 millones de maravedíes, una cantidad que se traduce en 6.000 euros por cada uno de los tres años que duró la aventura, según los datos aportados por el doctor Antonio M. Bernal. “Por eso me extrañó mucho que las autoridades portuguesas reivindicaran su influencia en esta gesta. Imagino que fue un lapsus porque el viaje de Magallanes es netamente castellano y se preparó en Sevilla”, sentenció la catedrática Enriqueta Vila, coordinadora del ciclo de conferencias.

“¿Cómo pudieron estos hombres navegar durante tres años sin saber nunca dónde estaban?”, se preguntó Serrera. Repasando los mapas de aquella época, estos están llenos de interrogantes. “Reflejan sólo incertidumbres”, apostilló. Tras un intento de motín, Magallanes consiguió cruzar en 37 días el “laberinto” del actual Estrecho que lleva su nombre. Magallanes culminó así el sueño que vislumbró Colón a partir de su tercer viaje: la existencia de un paso para alcanzar Asia. El Mar del Sur, el océano Pacífico, puso a prueba a la expedición. Hasta tres meses después de haber cruzado el estrecho no hallaron tierra firme. Eran las Islas Marianas. De ahí, a las Filipinas y, poco después, a la muerte de Magallanes en Las Molucas como consecuencia de una lucha con nativos.

Elcano tomó entonces el mando y fue el encargado de desembarcar en el Puerto de Las Muelas el 8 de septiembre de 1522 después de una travesía en la que acabaron exhaustos y desfallecidos.  

La gesta de Magallanes y Elcano fue la continuación del sueño de Colón: una mezcla de locura, ciencia, arrojo y suerte. Lo que la historia no da lugar a interpretaciones es sobre el papel jugado por la Corona española en la expedición y su apuesta por que fuera en Sevilla donde naciera la globalización.

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