El jurado popular del ‘crimen de las 102 viviendas’ se retira este viernes por la mañana a deliberar un veredicto que puede llegar durante esta misma jornada una vez que a primera hora, ya practicadas las pruebas testificales, forenses, las conclusiones y los informes, el magistrado les haga entrega del objeto del veredicto. Finalmente, aunque la vista para juzgar a Cristóbal R. R, acusado de apuñalar mortalmente a su amigo Ángel M., de 24 años, en plena calle y tras una discusión después de una larga noche de fiesta en agosto de 2017, estaba señalada hasta el próximo 29 de mayo, el juicio que ha acogido la Sección Octava de la Audiencia Provincial se ha limitado a cuatro sesiones.
Tras la constitución del jurado el pasado viernes 10 de mayo, el juicio arrancaba el pasado lunes con la declaración del acusado, que negó los hechos, así como que llevara un arma encima, tal y como mantienen tanto Fiscalía como la acusación particular. Ambas acusaciones señalan al momento en el que el procesado se volvió a su domicilio antes de la pelea en la calle, mientras varios amigos lo esperaban en el descansillo. Fue en ese momento, según el escrito de acusaciones, cuando cogió el cuchillo de la cocina con el que presuntamente perpetuó el crimen. Por contra, en su relato ante el tribunal, el acusado de un delito de asesinato, al que le piden 20 años de prisión, aseguró que fue el fallecido quien sacó el cuchillo de 20 centímetros de hoja del pantalón durante el forcejeo, y para defenderse “le agarré las dos manos y desplazó el cuchillo”.
Según dijo, “en ningún momento” pensó que Ángel iba a morir”, y no reparó en que sangraba “hasta que me lo quitaron de encima”, pues ambos estaban tirados en el suelo. En la vista también han testificado vecinos, policías y un amigo del acusado, Samuel, que se encontraban en el lugar de los hechos, un patio comunitario de las viviendas sociales de San Benito, junto a Jereyssa.
Sin embargo, pese al buen número de testigos que había, pues eran las doce del mediodía del domingo, en sus testimonio ninguno ha asegurado haber presenciado el momento exacto de la agresión. Fue el episodio más crítico y que, al parecer, ninguno ha contado, por lo que las acusaciones no descartan que detrás de este silencio haya un deseo de proteger a algunas de las dos partes y que no quieran hablar por ser todos conocidos del acusado y la víctima. Lo que sí ha quedado acreditado a partir de las pruebas forenses y del testimonio del propio acusado es que Cristóbal y Ángel consumieron “gran cantidad” de drogas y alcohol, como reconoció el propio acusado.
En este último caso, uno de sus amigos que testificó en el juicio aseguró que nunca le había visto tan alterado como aquella noche, llegando a decir que “tenía la cara del demonio”.
Las acusaciones mantienen su petición de 20 años de cárcel por un delito de asesinato. Por su parte, la defensa solicita la libre absolución de su cliente, en prisión preventiva desde los hechos, y plantea como eximentes la defensa propia, la alteración por intoxicación de drogas y alcohol y la colaboración con la Policía, al no marcharse del lugar del suceso, como atenuante.
