El presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, ha pedido al soberanismo abandonar los tacticismos partidistas y "fortalecer estrategias claras y compartidas" a partir de los consensos de la sociedad civil.
Así lo expresa en el libro 'Ho tornarem a fer. Quan la injustícia és la llei, la desobediència civil és un dret' (Ara Llibres), que se publica este lunes y se presentará en un acto el jueves, y en el que reivindica la desobediencia civil y profundiza en su alegato final en el juicio del 1-O en el Tribunal Supremo.
"La represión ha hecho madurar la cultura democrática de la sociedad catalana, de manera que tenemos entre todos la responsabilidad de hablarnos claramente y sin subterfugios, de trabajar de manera silenciosa dejando al margen tacticismos de corto vuelo que no van a la raíz del conflicto", afirma.
Considera que el soberanismo debe ser consciente de que hay una causa común más importante que la causa individual de cada uno, por lo que reclama que cada actor, desde el rol que le corresponde, actúe "con más coherencia y franqueza que nunca" para poder avanzar.
"Fortalecer la unidad de un gran bloque democrático por los derechos y las libertades que hoy son vulnerados es una obligación ético política", defiende, y señala que deben aprovechar los conocimientos de la lucha antifranquista, los movimientos sociales y del propio movimiento soberanista.
Cuixart destaca que en el 1-O se demostró lo que se puede conseguir si miles de personas se organizan "a partir de la conciencia y la convicción de no querer ser súbditos y de no querer renunciar a sus derechos básicos", y reivindica que se desobedeció.
"Sí, el 2017 desobedecimos, unos de manera consciente, otros inconscientemente, pero todos invocando el derecho de todo ser humano de actuar siempre de acuerdo con la propia conciencia", e insiste en que la desobediencia civil es el motor que ha provocado cambios sociales a lo largo de la historia.
"LO VOLVEREMOS A HACER"
En el libro, que el presidente de Òmnium escribió al finalizar el juicio del Supremo, reproduce el alegato final que hizo, en el que se reafirmó en su actuación en otoño de 2017 y aseguró que lo volverán a hacer: "Lo volveremos a hacer. Lo haremos por amor a la vida".
"Y, pese a que es posible que ahora mismo no sepamos ni cómo ni cuando lo haremos, esto no puede ser motivo de angustia. Al contrario, porque el primer paso, definitivo, es el de mantener viva la voluntad de no renunciar a volverlo a hacer. Si lo hacemos juntos y sin dejarnos a nadie por el camino, tenemos muchas más posibilidades de conseguirlo", concluye.
Así, defiende hacer lo que se tenga que hacer "sin ningún miedo ni ninguna renuncia", y reitera que su prioridad ya no es salir de la cárcel, sino trabajar para conseguir resolver el conflicto.
NO PEDIRÁ UN INDULTO
Cuixart también hace referencia a una eventual sentencia condenatoria del Supremo y avisa de que la mejor respuesta "será ejercer siempre todos los derechos que puedan condenar" con más inteligencia colectiva que nunca.
Asimismo, asegura que no pedirá un indulto porque no le ve sentido: "Un indulto sin voluntad de afrontar el problema por parte del Estado solo revelaría su voluntad de perpetuarlo en perjuicio de las próximas generaciones".
En su lugar, apuesta por la desobediencia civil no violenta, que ensalza como "una herramienta democrática para obligar a la otra parte a abordar inexcusablemente el problema".
"Creen que la prisión nos hará renunciar a los objetivos políticos, cuando no hacen más que fortalecerlos. Así, la prioridad colectiva no puede ser hacernos salir de la cárcel, ni tan solo que nadie más no entre. La amenaza de la represión no puede guiar nuestras decisiones", y llama a perder el miedo, porque, a su juicio, el miedo es lo que utiliza el Estado para ahogar la desobediencia civil.