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El paracaidista

La cara del paracaidista, su actitud es la del honor, como define la foto que anda saltando desde el sábado de móvil a móvil

Publicado: 14/10/2019 ·
13:04
· Actualizado: 14/10/2019 · 13:04
Autor

Adelaida Bordés Benítez

Adelaida Bordés es académica de San Romualdo. Miembro de las tertulias Río Arillo y Rayuela. Escribe en Pléyade y Speculum

Hablillas

Hablillas, según palabras de la propia autora,

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El día en que estas líneas salen impresas, el percance sufrido por este profesional es uno más en la Web que ha sido visto por miles de ojos, ganándose el título de viral, basándonos en la relación de comentarios que había bajo la noticia. Probablemente, él sería el mejor de su destacamento, razón por la que fue elegido para el ejercicio, de destreza para estos especialistas y una proeza para el espectador.

Por referencias más que por experiencia, sabemos la dificultad que entraña manejar un paracaídas y mucho más tocar tierra sin romperse un hueso, además de lo que puede ocasionar una ráfaga de viento por suave que sea. Este paracaidista se quedó enganchado a una farola poco antes de tocar tierra. A buen seguro que el golpe seco y metálico que sufrió no le dolió tanto como el hecho de no haber podido enmendar lo que para él fue lo opuesto a un accidente, no haber logrado que la bandera llegara como debía. Los aplausos del público sonaron a calidez, ánimo, el toque de humanidad y comprensión que le hacía falta mientras se encontraba prendido a la farola, pero la frustración no le permitió participar de ello. Al finalizar el acto, al cuerpo se le puso cara y en ella el sufrimiento entre las palabras de nuestro soberanos y las autoridades que se le acercaron a darle el momento que necesitaba, que no olvidará aunque viva cien años. Por más que le hayan dicho que estas cosas ocurren, por más apoyo y admiración que le hayan repetido, él habrá concluido en que tienen razón, pero en este caso no le sirve, porque es él quien paso por el trance, quien ha estado en el punto de mira. Si además ha leído los comentarios, se habrá sentido ejecutado públicamente.

Dejando a un lado la noticia y la espectacularidad por lo circunstancial, es indiscutible el estado de alerta de las redes sociales. A la mente viene la frase “estoy de retén”, que justificaba el hecho de que el padre, el tío o el primo de una familia permaneciera uniformado todo el día, que no saliera del cuartel nada más que para comer o no abandonara su casa ni para comprar tabaco, una frase que dejamos de oír a medida que crecíamos. Pues eso, en las redes sociales el retén es continuo, sin necesidad de turno, solo prima la ocasión de ser el primero en difundir. Y los comentarios han sido tan admirativos como crueles, lo esperado. Lástima de tiempo perdido con los ojos fijos  en los errores para burlarse, en lugar de entender que la cara del paracaidista, su actitud  es la del honor, como define la foto que anda saltando desde el sábado de móvil a móvil.

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