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Lunes 08/07/2024  

Mundo

Los armadores piden armamento militar en los buques pesqueros

También le solicitan al Gobierno que puedan contratar seguridad privada

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Los armadores pidieron ayer al Gobierno que permita embarcar a agentes de seguridad privada de países de la UE en los pesqueros con bandera española que faenan en aguas de Somalia y que puedan usar armamento militar, como metralletas y fusiles de asalto, para hacer frente a los ataques de los piratas.
Las dos principales asociaciones de barcos congeladores y atuneros, Anabac y Opagac, trasladaron esta petición a los Ministerios de Defensa y del Interior en la reunión mantenida ayer en Madrid para analizar las medidas de seguridad con las que evitar ataques piratas como el sufrido por el Alakrana.
En este sentido, el Ministerio de Defensa ofreció ayer a los representantes de armadores y trabajadores de buques pesqueros colaborar en la formación de vigilantes privados y en el traslado de este personal y de su equipamiento a los barcos que tienen faenando en las aguas de Somalia.
Por otro lado, los tripulantes del atunero vasco Alakrana secuestrado por piratas somalís en aguas del Índico desde hace catorce días, se pusieron ayer en contacto con sus familiares y les han preguntando por qué “todavía” no los han liberado.
Así lo indicó en declaraciones a Efe Silvia Albés, esposa del marinero Pablo Costas, quien recibió sobre las 8.20 horas de ayer una llamada de su esposo en la que le comunicaba que los piratas están “tratando bien” a los tripulantes del buque.
“Me preguntó el motivo por el cual el secuestro se está prolongando tanto tiempo y qué está pasando que no los traen para casa”, relató Silvia Alvés.
La mujer de Pablo Costas, marinero natural de Nigrán (Pontevedra), agregó que su marido le confesó que los corsarios “sólo les han dejado lo puesto” y que “no les queda ninguna de sus pertenencias”. “Mi marido me preguntó que está pasando con las gestiones del Gobierno para liberarlos y no supe qué contestarle”.
Silvia Albés explicó, además, que en el minuto que duró la conversación trató de “no desanimarlo” cuando le preguntaba por el estado de las gestiones.

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