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“Al cantar, se crea con el público una magia maravillosa”

En Cultura VIVA, la cantaora de flamenco Belén Vega (Linares, 1993)

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  • Belén Vega. -

Es una de las voces flamencas con mayor proyección de la provincia, una cantaora que se subió a los balcones de Linares para cantar saeta con 13 años y que, un año más tarde, ya pisaba escenarios llevando el flamenco por Jaén y Andalucía.

Belén Vega (Linares, 1993) es hoy profesora de cante flamenco en el Conservatorio Profesional de Música ‘Cristóbal de Morales’ de Sevilla, pero también  la voz de ‘Gruserías’, el disco y el espectáculo del pianista jiennense Chico Pérez, en el que  suena un flamenco sin muros. Es una artista que ha compartido cartel con grandes como Carmen Linares, una joven premiada en concursos nacionales como el ‘Cante Flamenco Silla de Oro’, de Leganés (silla de bronce, 2019); y el primer premio del ‘Concurso Nacional de Cante Flamenco El Candil’, de Manlleu (2018).

“A mis padres siempre les ha gustado el flamenco y yo bebí de este cante desde niña, en las peñas”, recuerda. Sin embargo, tuvieron que invitarla a aprender saeta y otros palos del flamenco. “Me vieron potencial y sembraron en mi la semilla del flamenco”, recuerda, refiriéndose a la presidenta de la Peña Femenina de Carmen Linares, que detectó su talento.


“Me lo propusieron en febrero y esa Semana Santa me armé de valor y me subí a un balcón a cantar saeta en mi ciudad”, afirma. Hasta los 19 años estudió ‘trompa’ (viento-metal) en el Conservatorio Profesional ‘Andrés Segovia’ de Linares y toca en la Agrupación Musical La Pasión de Linares.

A los 20 años consiguió una de las seis plazas ofertadas en la especialidad de ‘cante flamenco’ en el Conservatorio Superior ‘Rafael Orozco’ de Córdoba. En junio de 2018 se graduó y desde marzo trabaja en Sevilla.

Como docente, reconoce que al acercarse la Semana Santa, lleva la saeta a las aulas. “Es un cante muy difícil. Exige esfuerzo técnico, proyección de la voz y volumen, además de sentimiento”, dice una cantaora que ha descubierto en la enseñanza otra vocación. “Lo que me llena de enseñar es cómo reaccionan los alumnos. Pongo el corazón en todo lo que hago y ellos lo agradecen”, apunta.

Bebe del cante flamenco tradicional, sin renunciar a la fusión de éste con otras músicas. “Siempre me han gustado muchos estilos de música”, reconoce. En constante estudio e investigación de la interpretación flamenca, se enriquece con el cante más ortodoxo, escuchando a Pastora Pavón (la Niña de los Peines) o Pepe Pinto. “Mi formación me ha ayudado a conocer la música de otra manera. Muy pocos cantores tienen nociones de música y es importante no aprender sólo de oído. Al escuchar el cante antiguo, te das cuenta de que eso no se hace ya y es el camino que yo quiero recorrer”, puntualiza.

A la vez dice:  “Estoy en un proceso de búsqueda para ser yo misma y crear a una Belén Vega que no se parezca a nadie”. Sus tablas en el escenario se afianzan y su expresividad es cada vez mayor.

Entre sus proyectos, reconoce que “antes de cumplir los treinta” preparará un disco en solitario o un espectáculo para expresar su trayectoria, “no sólo en el flamenco, sino en más músicas”.

Cuando actúa, se expresa con su voz, pero también con sus brazos y manos, que parecen querer alcanzar a quien la escucha. Se siente cómoda con palos libres que requieren técnica como la granaína y taranta, dejando el tango y la bulería para el ‘cuartillo’ de antes y después del escenario. “El flamenco es mi forma de vida. Al cantar, el vínculo que se crea con el público es la magia más maravillosa que he experimentado en mi vida”, dice.

La cantaora reconoce que durante años ha buscado la aceptación del público. “Al cantar, veía qué causaba reacción en el público y lo hacía en el escenario. Eso me distrajo. Ahora busco que me guste a mi y el verdadero aficionado me lo agradece”, señala.

Lleva el flamenco por bandera, también el nombre de Jaén. “He cantado en toda la provincia. Me siento querida y reconocida, pero en Jaén echo de menos más rincones para escuchar este cante. En esta provincia se ha transmitido el flamenco de una forma distinta y la afición está escondida”, dice. A la vez, valora que “en ningún escenario de fuera de la provincia jiennense” se ha sentido “tan querida como en Jaén”.

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