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?Me da pánico pensar que este profesor pueda volver al colegio?

La madre que puso la primera denuncia contra el maestro del colegio José de la Vega que ha sido imputado por abusos muestra su indignación por que éste haya quedado en libertad y pueda volver al colegio

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  • La madre de una de las niñas que supuestamente sufrieron abusos por parte del profesor. -
Cabreada, indignada y muy preocupada. Así se mostraba ayer Sandra Saucedo, tras enterarse por los medios de comunicación de que el profesor que supuestamente ha estado abusando de su hija de cuatro años había quedado en libertad con cargos. “¿Pero puede volver al colegio?”, preguntaba desesperada y a punto de romper a llorar. “Sí, aquí dice que de momento no ha sido suspendido de empleo, aunque está de baja laboral. Si le dan el alta podría volver”, respondía alguien cercano basándose en lo que había publicado la prensa.

Sandra no daba crédito a lo que acababa de oír. “¿Cuántas víctimas más hacen falta?”, preguntaba, al tiempo que se quejaba de “la falta de información” que tenían por parte del colegio y de la Justicia. “¿Cómo es posible que nos tengamos que enterar por los medios de comunicación de que este hombre está en la calle? Esto es increíble. Me da pánico pensar que semejante profesor pueda volver al colegio”, protestaba esta joven de 21 años.

Su madre y abuela de la niña tampoco se mostraba indiferente ante la noticia. “Esto no va a quedar así. Pensamos mover cielo y tierra para que este individuo no vuelva a éste ni a ningún otro colegio. Confiaba en la Justicia pero me ha decepcionado. Si es necesario hacer una huelga de hambre o encadenarme para que nos tengan en cuenta estoy dispuesta a ello”, señala Catalina Vera.

Sandra Saucedo fue la primera madre en denunciar al profesor de Infantil del colegio José de la Vega, J.M.S.N., de 38 años, por supuestos abusos a su hija, alumna del centro. Ni ella ni ningún miembro de su familia imaginaron nunca que aquel maestro “con apariencia de simpático y cariñoso” pudiera estar abusando de su pequeña, hasta que el pasado mes de mayo un triste acontecimiento les puso en alerta. “La niña llegó diciendo que le dolía mucho la vagina y nos dimos cuenta de que sangraba. Cuando le preguntamos si se había dado un golpe o algo, nos explicó que su maestro la llevaba al servicio y le tocaba y que ella no quería porque le dolía. La pequeña cuenta que el profesor le decía que iban a jugar a un juego que no podía contárselo a sus padres”, narra la abuela. La versión de la niña tomó más fuerza cuando uno de los pediatras que la examinaron confirmó que “tenía una herida en la vagina, provocada por la penetración de algún dedo o algo”, cuenta Catalina. “Nos queríamos morir”, añade.

Inmediatamente, la madre se presentó en la Guardia Civil para denunciar lo ocurrido. También informó al centro educativo e, incluso, a las madres de otros menores. “Nadie o casi nadie nos hizo caso. Muchas madres nos dieron de lado y nos miraban como a un bicho raro. Decían que era imposible que ese profesor tan amable hiciera algo así”, cuenta Catalina.

Para colmo, la Guardia Civil no pudo dar veracidad a los hechos que habían sido denunciados y el profesor siguió en libertad y trabajando en el centro educativo. Pese a que no había imputación, el colegio y la Delegación Provincial de Educación decidieron, con su consentimiento, apartarlo de la labor docente y centrar su trabajo en tareas administrativas. Así estuvo, al menos hasta que terminó el curso pasado, sin embargo éste lo empezó de nuevo como profesor de apoyo de Infantil de tres años. “Algunas madres venían a todas horas a mirar por la rajita de la cancela porque, en el fondo, no se fiaban”, asegura la abuela de la víctima, que durante meses ha tenido que cruzarse con el supuesto agresor de su nieta sin poder hacer nada. “Desde lo ocurrido, mi nieta no va al colegio, pero sí tengo un hijo allí y me he encontrado con el maestro muchas veces. He visto cómo acariciaba la cara a algunas alumnas y me entraban ganas de cortarle las manos”, cuenta Catalina.

Atención psicológica

La pequeña que, según sus familiares, “ha cambiado radicalmente su forma de ser y está más llorona, asustadiza y agresiva y sin ganas de volver al colegio”, ha estado recibiendo atención psicológica desde que se destaparon los supuestos abusos.

Cuando la familia daba prácticamente todo por perdido, una casualidad daba un giro al caso el pasado mes de septiembre. La psicóloga de la pequeña tenía entre sus pacientes a otra alumna de cuatro años del centro que aseguraba haber pasado por lo mismo. “Me lo comunicó la psicóloga pero lógicamente no me quiso decir el nombre. Me fui al colegio y el director ya estaba enterado, pero no habían hecho nada, porque no había denuncia”, explica la abuela de la niña.

Finalmente, hace unos días se formalizaba esa nueva denuncia por parte de otra madre. La Guardia Civil retomó la investigación y el pasado jueves detuvo a J.M.S.N. como presunto autor de dos delitos de abusos a menores, aunque pocas horas después el juez lo dejaba en libertad con cargos. “Ha tenido que haber otra víctima para que nos hagan caso”, señala la madre de la niña. “Lo peor”, -continúa la abuela- “es que nos tememos que pudiera haber más que no han querido denunciar. Por lo que cuenta mi nieta, le hacía lo mismo a otros niños. Hemos avisado a los padres pero ya ellos que hagan lo que crean oportuno”.

Sandra y Catalina lo tienen claro y piensan llegar hasta donde haga falta para que se haga Justicia, aunque se muestran poco optimistas a raíz de la puesta en libertad del profesor. “Me da asco que esto pueda ocurrir. La Justicia es una basura, se meten en asuntos de poca importancia y en estos que son graves no actúan como debieran. Nos encontramos sin apoyo ninguno, con lo duro que esto ya es de por sí”, dice Sandra visiblemente emocionada. “Es indignante, por ejemplo, que llevemos varios meses esperando a que nos concedan un abogado de oficio”, concluye.

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